Abrí una brecha entre dos líneas temporales... una tiene toda mi vida y la otra al amor de ella. Si logro cambiar detalles pequeños en el pasado que afecten de gran impacto tal vez supongo que será posible lograr algo mayor, como que la gran guerra...
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Narrador: Uchiha Madara.
— ¡Madara! — gritó con pesadez Izuna. —¡Háblame!
Izuna estaba detrás de la puerta de la oficina. No deja de molestar desde hace unas semanas con preguntas estúpidas y estoy tan harto hasta el punto de cerrar en llave la oficina y así impedir su paso a joderme la existencia.
Pero hoy exagera de una forma irritante. Y sé que lo hace por una razón, el problema es que con la única que ha decidido hablar es con Fukasa, y no he tenido señales de ella desde hace un mes y días.
— Madara, solo dime donde está y yo mismo voy por ella... te juro que lo hago. — dijo lloriqueando.
Si eso fuera tan fácil yo mismo hubiera ido por ella hace mucho. Pero es imposible y eso me irrita. La versión oficial que di fue su marcha a una aldea un poco alejada donde residen familiares y amigos. Una estupidez total porque se supone que todo el clan Uchiha se acentó aquí. Izuna se hizo a la idea que estábamos peleados y que por ellos Fukasa se marchó, aunque eso no está tan alejado de la realidad no es el motivo principal.
Llego hasta la puerta y después de quitar el seguro abro con más fuerza de la necesaria para salir al encuentro de Izuna.
— Maldito crío si no haces algo útil yo mismo te buscaré algo que hacer y desearás haber dejado de insistir. Ella regresará cuando regrese y eso no lo sé yo. Si debo volver a repetirlo te voy a sacar de mi casa por irritante. — le dije en voz cargada de molestia.
Para variar Izuna no hizo caso y me vio con una cara divertida. La idea de echarlo no es tan ajena por minutos.
— Madara, ¿por qué están enojados? Ya escuché tu excusa barata sobre que visitó a familia y no te creo, esa mujer desaparece así por largos periodos de tiempo desde que me curó aquella vez. Cuéntame ya la verdadera razón. —rogó.
Este idiota no sabe lo que pide.
— Izuna, no voy a contarte ni, aunque te pongas de rodillas así que cierra la boca. Ella regresará pronto, después de todo la boda de Hashirama será dentro de poco. Prometió estar aquí así que espera como todos los demás. —
Izuna derrotado caminó fuera de mi vista y yo cansado de esta en el mismo lugar decidí salir un rato del recinto.
Las calles están tranquilas, últimamente se ven más personas de clanes un poco más pequeños, se debe a que se unieron al tratado y se establece su estadía en la aldea.
No hay persona que no me salude, la mayor parte son de mi clan. Me agradaba más cuando prestaban más respetos y admiración a Fukasa.
Cuando salgo de la Villa Uchiha se nota la diferencia de organización y colorimetría en la gente y sus inclinaciones. Los clanes que fueron agregándose en este corto tiempo de alguna forma dan otro cambio a esta aldea.
— Madara sama... — alguien dijo, me nombra de una forma muy sugestiva a unos metros de mí.
Regresé a ver quién era tan atrevida de dirigirse con aquella voz. Porque claramente reconocí que es la voz de una mujer.
