Ángel negro | Ross Lynch

Capítulo 32

Al verlos junto nuevamente trato no jalarme el cabello delante de ellos, ¿por qué tienen que estar tan juntos desde ayer? Bufo.

Lo más raro de todo esto es que, ____________ siempre va a la cafetería a comer conmigo. Deja a Dylan a un jodido lado, y parece que cuando no puedo verlos, se juntan.

¿Qué carajos se traen entre manos?

Ayer ignoré por completo la situación y me convencí a mí mismo que era algo de un día, por ello decidí aguantar todo lo que quería decirle, y llevarla a comer, luego de eso, volvimos a mi casa, la ayude a ponerse al día y terminamos el día viendo una película.

No le dije nada respecto al tema porque esperaba que no volviese a pasar.

Y al verlos juntos ahora se me revuelve el jodido estómago. En algún momento buscaré la excusa perfecta para darle una semejante paliza a Dylan.

–¡Ross!- grita Noah, llamando la atención de todos en el pasillo, incluyendo a Dylan y a mi novia. Bufo, volteando– ¡Atrápalo!

Frunzo el ceño.
Comprendo toda la situación cuando me doy cuenta que Noah acaba de lanzar un paquete de condones. Lo atrapo, provocando que varias personas griten, fomentando el desorden. Río.

–¡Gracias!- exclamo, mirando a Noah– Los usaré con mi novia.

Toma eso Dylan.
Todas las personas que están en el pasillo comienzan a lanzar pequeños gritos, y aplausos. Como si fuese un ganador. Sonrío.

Volteo nuevamente.
Observo a _____________ quien sigue al lado de aquel castroso. Mi novia me mira como si quisiera matarme. Frunzo el ceño, dirigiéndome hacia ella.

–¿Qué demonios?

Me dice cuando estoy frente a ella.

–¿Qué?

Es lo único que sale de mis labios.
Observo a Dylan, quien comprende todo cuando lo miro a los ojos.

Corre, jodido idiota.

–Nos vemos mañana ____________.

Le dice a mi pequeña.
Para luego irse, sin devolverme la mirada.
Maldito patético.

–¿Para usarlos con mi novia?

Me pregunta ella, cruzando sus brazos.
Esta molesta.
Diablos, jamás la había visto así.

–¿Qué tiene de malo?- frunzo el ceño.

–Es nuestra intimidad Ross...

–¿Acaso no quieres que sepan que estamos juntos?

Voltea los ojos.
Pasando sus manos por todo su rostro, estresada.

–Ross, ¡todo el mundo sabe que estamos juntos!- exclama– ¡No me gusta que todos sepan que tenemos o no tenemos sexo, por Dios!- bufa.

–¿Por qué?- pregunto– ¿No quieres que Dylan sepa que tenemos sexo?

Frunce el ceño de inmediato.
Puedo sentir como mis músculos se tensan. La tomo de la muñeca izquierda y caminamos juntos hasta llegar s las afueras de la escuela.

No quiero que esta mierda se convierta en un chisme.

–¿Qué tiene que ver él aquí?

Me pregunta a penas salimos de la escuela. Que irónico que en vez de pedirme disculpas por su estúpida razón de enojarse, me hable de Dylan.

–¿Por qué hablas con él?

–¿Acaso no puedo? ¿Está mal?

Aprieto los dientes.