Narra Seol*.
Jungkook y yo nos fuimos a la biblioteca escolar, después de esa escena en los vestidores yo no tenía cara para mirarlos directo a los ojos.
Aunque el enojo en el era muy notorio en ningún momento se desquitó conmigo ejerciendo fuerza en mi brazo o algo por el estilo, de echo fue con bastante delicadeza que me llevo hasta donde ahora estamos.
No había ninguna persona aparte de nosotros dos, nos sentamos en las sillas de los mesones de lectura, quedando una silla frente a otra, cara a cara.
- Seol... -comenzó tomando mis manos entre las suyas de forma suave- Que fue todo eso que acaba de pasar... Po-por qué ese idiota malnacido dijo todas esas cobardías de ti ¡¿Quien podría decir ese tipo de cosas sobre alguien tan pura como tú?!
Sus ojos buscaban los míos, exigiendo de cierta manera respuestas a todas sus dudas, mentirle ya no era más una opción, pero aún después de todo eso la idea de contarle a alguien mi tormento diario me parecía inalcanzable.
- Por dios que me puedes contar bonita, y sea lo que sea, no te dejaré sola. -y ahí lo supe, esa total sinceridad desapareció mis miedos.
No quería, pero tenía que hacerlo, tenía que contarle la verdad, toda la verdad, sin trabas u omitir partes.
- Vale... Pu-pues creo q-que algo que está más q-que claro es q-que ese era... Ji-jimin.
- Si, ese maldito infeliz, quien me dijiste te golpea... Pero en ningún instante me contaste que... Que él, e-esos insultos, la manera en que hablo de tí, dijo que tú eras su-su ¡MALDICIÓN! -sin poder finalizar su oración por la frustración dió un no tan suave grito el cual me hizo dar un pequeño salto en mi lugar.- Ahhh, perdón bonita, perdón, no te asistes pro favor, no es mi intensión asustarte o estar enojado contigo, es que me llena de un puto coraje Seol, me da tanto coraje que escorias como el existan. Pero dime, porque no me dijiste eso, ese nivel al que el llega.
- Te-tenia miedo... Mi-miedo de todo, de qué tú me dejaras d-de hablar, de qué por contarle a alguien, e-el me diera una lección-
- ¡¿Una lección?! Ese desgraciado, tu no deberías de tener miedo sobre que te dé "una lección", porque nadie tiene que darte ninguna lección por defenderte y querer salir del pozo. Mi bonita, t-tu tienes derecho a-a ser feliz a-
Se calló repentinamente y bajo la mirada al piso, la mantuvo así unos segundos y al volverla a subir noté en sus ojos unas pequeñas lágrimas.
Lágrimas ocasionadas por mi culpa, todo siempre es mi culpa.
Sin previo aviso me dió un abrazo, uno tan fuerte como las olas del océano al subir la marea.
Correspondí a su tacto, el me presionaba fuerte contra su pecho pero sin lastimarme y yo le dí unas pequeñas palmadas en su espalda a modo de agradecimiento según yo.
Podia sentirlo llorar sobre mis hombros mientras aspiraba mi olor, hasta ahora no sabía que el fuera una persona así de sensible, agradecía por eso, por el echo de que me entendiera.
No pude evitarlo y también lloré junto con el .Estuvimos los dos en esa posición hasta que el rompió el silencio pero sin romper el abrazo.
- ¿Desde cuando? ¿Desde cuando el te trata así mi bonita? -preguntó dolido como no lo había escuchado antes.
- Desde que entré nueva a este instituto, hace dos años. -contesté.
- ¿Por qué? -rompió el abrazo con delicadeza y me miró con los ojos rojos.- ¿Que hiciste tú de malo para merecer todo esto?
- M-me pidió salir con el, yo-yo no quería nada con el, no estaba interesada y lo-lo rechacé. -desvié mi vista a la pared, buscando perderme en algún punto ciego.- El se enojo mucho que me haya negado a su propuesta y se encaprichó conmigo, desde entonces me acosa, me da mucho miedo, me trata como si fuera un objeto de su propiedad. A-aveces creo que yo tengo la culpa, por ha-haberle rechazado, si tan solo le hubiera dicho que si-