Lo único que sé es que ahora estoy recostada sobre las suaves piernas de Chaeyoung, me la pasé todo el rato contándole todo acerca sobre lo que me pasa.
No es sorpresa, soy una llorona, acabé con mis ojos llenos de agua mientras estoy con mi cabeza sobre sus piernas y ella acariciando mi cabello mientras permanecía callada, alcé mi vista para verla y pude observar como su mirada permanecía fija en un punto ciego.
— ¿Y dices que tú madre lo sabe, y no hace nada? —asentí— ¿Cómo se llama? —dijo con una increíble frialdad, le había contado todo menos el nombre del responsable— Seolli, dime cómo se llama el maldito bastardo que te hace eso.
— Ji-jimin, P-park Jimin. —dije a la par quité mi cabeza de sus piernas y limpié una lágrima de mi ojo derecho.
— Infeliz poco hombre... Ya sé quién es —sentenció.
— ¿Enserio? —asintió.
— Ese tipito es bastante popular entre las chicas del instituto, varias de mi curso están voladas por el, ¡Ja! Si supieran la clase de hombrecito que es —noté como apretaba sus manos.— ¿Por qué no me habías contado antes?
— Iba a hacerlo, iba a contarte primero que a Jungkook pero no se dió la oportunidad, terminé contándole primero a él y como consiguió que me cambiarán de grupo, creí que ya no sería necesario decirte —expliqué.
— Claro, eso explica el porque y como te permitieron el cambio de salón, ya me lo imagino, seguro pagó.
— ¿Estás enojada porque no te haya contado desde un principio? — pregunté triste.
— ¡¿Que clase de amiga crees que soy? —se ofendió— Cres que me enojaré por algo así después que me acabas de contar por todo lo que tuviste que pasar estos años, claro que no.
— Gracias por ser mi amiga Chaeyoung. —le dí un corto abrazo.
— Solo una cosa.
— ¿Que?
— De ahora en adelante trata de tener más sinceridad conmigo, por favor, me puedes contar lo que sea y yo te apoyaré —asentí.— Bien, ahora porque no tratamos de curarte esos golpes, ese bastardo te dejo muy mal.
— Ya me puse todo lo de mi botiquín, apliqué cremas y algo de maquillaje pero se sigue viendo mal —dije.
— Ese maldito... Bueno entonces, ¿Que harás, piensas faltar hasta recuperarte?
— Ese es mi plan.
— Pero no puedes hacer eso Seolli, almenos hoy es viernes y casi no importa pero estos golpes que tienes tardarán cuando menos una semana entera, o sea toda la semana siguiente.
— Lo sé —dije triste— ¿Crees que podrías sacar un permiso por mi en la escuela?
— Sabes que por ti lo que sea, pero qué me dices de todas las tareas que dejen, se te juntaran demasiadas.
— Ya me encargaré luego de eso, después de todo, en mi grupo anterior eran más estrictos con más tareas y casi nunca las entregaba y aún así pasaba —expliqué.
— ¿Enserio? Nunca había escuchado algo así, que raro.
— Si, eso es algo que tampoco nunca entendí, según yo era la tonta del salón y muchas veces por el tiempo no podía hacer las tareas que dejaban, mi hablar de los exámenes dónde me iba terrible o no hacía pero al momento de dar calificaciones yo salía regular.
— En ese caso, eres una suertuda —dijo y ambas reímos.
Sin motivo alguno recordé a Jimin, me sentí mal y miré con tristeza mis dedos mientras los jugueteaba.
