Día 7

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Hoy es una de esas fechas festivas que no me gustan, siempre hay una bola de chicas siguiéndome por todos lados, claro, en 14 de febrero siempre quieren declararse a la persona que les gusta, pero, ¡¿por qué tengo que ser yo?!

Dejando eso de lado, es como una costumbre preparar un chocolate como una muestra de afecto hacia alguien muy importante para tí, pero también decidí agregar una carta en la que le digo todo lo que siento por ella.

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Te estuve buscando por tanto tiempo, y sin darme cuenta te tenía enfrente de mis ojos. Quisiera que nuestros corazones se combinaran, eso me daría más confianza para poder expresarte lo que siento de manera sincera, porque sé que nuestro amor sería para siempre.

Vengo a decirte que te amo, que eres la estrella fugaz que he intentado seguir toda mi vida, te aseguro que algún día te alcanzaré, no me voy a rendir y si tuviera que esperar al fin del mundo por tí, lo haría con gusto...

Lo único que quiero es tenerte en mis brazos, poder cuidarte y demostrarte lo mucho que te amo, así que por favor, déjame amarte.


Un poco apenada, doblé la hoja y la guardé en un apartado de mi uniforme.  La había leído una última vez antes de entrar a la escuela y entregársela a Mari. La ví guardando sus cosas en el casillero, así que me acerqué a ella.

-buenos días...- le sonreí.

-buenos días- contestó igualmente con una sonrisa. Saqué la carta, pero sin dejar que la viera aún.

-Mari, yo...- antes de que pudiera terminar una avalancha de chicas estaba sobre mí "Kanan-sempai, tome este chocolate por favor" "Kanan-sempai, veámonos después de clases" "Kanan-sempai, acepte salir conmigo" "Kanan-sempai" "Kanan-sempai".

Me estaba desesperado, también tengo sentimientos ¿saben? Yo quiero estar con la chica que me gusta y con nadie más el día de hoy, pero soy demasiado torpe como para poder decirlo en voz alta. Ví a Mari alejarse entre la multitud que me estaba rodeando, me sentí mal por ello, no había podido darle la carta como hubiese querido.

Sentí como alguien me jalaba del brazo, me asusté, creí que estás chicas habían llegado demasiado lejos. Una mano tapó mi boca cuando entramos a un vacío salón que parecía de limpieza.
"¡You senpai!" Escuché a otro bulto de chicas gritar mientras pasaban corriendo buscando a la antes mencionada. You se aseguró que no hubiera nadie y destapó mi boca.

-me debes una- me dijo casi susurrando.

-si, después- le contesté para salir cuidadosamente del lugar, me dirigiría al salón y le daría su carta a Mari. Eso era lo que pensaba, pero apenas entré otra vez fuí atacada por las otras chicas, hasta que llegó el profesor y muy a regañadientes se alejaron de mí.

La clase de inglés había comenzado, siempre pongo atención a esta materia para poder entender lo que Mari dice, pero esta vez algo me distrajo. Una nota hecha bolita había aterrizado en mi banco, haciéndome voltear a todos lados buscando a la remitente del pequeño papel, pero todos parecían estar en sus ocupaciones. Otra nota cayó en mi mesabanco, pero esta vez la abrí "voltea atrás". Volteé y Mari asintió con la cabeza, haciendome saber que eran de parte de ella. El otro papelito decía "en cuanto timbren sales corriendo a la azotea". En la misma nota escribí "ok" y se la regresé.

Ahora estaba ansiosa de que las clases terminaran, necesitaba pasar tiempo con Mari. Menos mal que esta vez se pasó rápido el tiempo, de hecho sentí como si solo hubieran pasado unos 5 minutos para que tocarán el timbre del descanzo. En cuanto sonó la campana salí corriendo como si mi vida dependiera de ello, aunque era más o menos cierto. Nadie me había seguido y llegué a salvo a la azotea. Mari entró por la puerta con una sonrisa, me paré frente a ella y metí mi mano al bolsillo en el que traía la carta y... Oh, no. No estaba ahí.

-¿pasa algo?- me preguntó, yo seguí buscando por todo mi unifrome y nada. Recordé haberla visto caer cuando You me jaló para salvarme de las otras chicas.

Estaba tan frustrada que opté por hacerme bolita en el suelo, para empezar a llorar como nunca antes lo había hecho.

-Kanan... ¿whats up?- me preguntó Mari acariciando mi cabello para tranquilizarme.

-yo... Había escrito una carta para tí...- dije entre lágrimas. Entonces una idea llegó a mi mente. Me paré decidida, secando mis lágrimas y tomé de la mano a Mari. La llevé hasta el salón de música sin importarme que las otras chicas estuvieran llamándome cuando me veían pasar.

-¿para qué venimos aquí?- me cuestionó, no contesté y me dispuse a buscar la guitarra que después de unos minutos de búsqueda intensiva, encontré en un casillero. Soplé para que se le cayera el polvo y me dispuse a afinarla, agradecía que Dia me hubiera obligado a hacer algo productivo durante las vacaciones. Una vez estuvo lista volteé a ver a Mari que me observaba ladeando la cabeza- ¿enton...?- no la dejé terminar, puse un dedo en sus labios y le dije

-había escrito una carta para tí, pero creo que se me cayó, así que... Mejor te diré lo que siento con esta canción...- tomé aire y comencé a cantar:

Desesperadamente, te amaré infinitamente
Desesperadamente, te daré todo
Pero no renunciaré a ti
No te defraudaré
Y no te dejaré caer
Si el momento alguna vez llega


Es fácil ver, está intentando hablar
Sueños preciados por siempre dormidos

Desesperadamente, te amaré infinitamente
Desesperadamente, te daré todo
Pero no renunciaré a ti
No te defraudaré
Y no te dejaré caer
Si el momento alguna vez llega

Desesperadamente, te amaré infinitamente
D

esesperadamente, te daré todo
Pero no renunciaré a ti
No te defraudaré
Y no te dejaré caer.

Un poco sonrojada la miré, ella tenía una sonrisa. Dejé la guitarra por un lado y corrí a abrazarla, ella correspondió.

-gracias...- me dijo en un susurro.

-no debes agradecerme, es lo que realmente siento por tí...- le contesté al mismo tono de voz que el suyo. Esta era mi oportunidad. No había nadie en el salón y tampoco puertas cerca, así que me separé un poco del abrazo para poder observar sus labios unos segundos, antes de poder unirlos en un beso.

Y ahí tenía esa agradable sensación de tener sus labios sobre los míos, en un tierno y enloquecedor beso que había anciado durante tanto tiempo.

Nos separamos lentamente y miramos nuestros ojos, pero ella apartó la mirada, no me dijo nada y salió de la sala de música en silencio.

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Lo único que diré esta ves es... Recuerden que si las cosas salen mal, siempre tienen que tener un plan B.

(Nota: la canción es endlessly de muse)

cómo conquistar a una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora