Día 10

339 40 2
                                    


A veces los pequeños detalles son los que más valen, por eso cuando quieran conquistar a alguna chica, ¡llévenla a una cita de imprevisto!
.

.

.

Tomé la muñeca de Mari y comencé a caminar hacia afuera de la escuela, las demás chicas nos miraron confundidas, pues aún no había acabado el entrenamiento.

-emm, Kanan- dijo Mari, me volteé a verla y luego miré a las demás de aqours.

-tenemos algo que hacer- les mencioné sonriendo. Riko abrió los ojos de par en par, con un notorio sonrojo- algo bueno- recalqué, aunque esta vez sólo me dirijí a Riko.

-bien- dijo Chika aún sin comprender la situación.

Solté la muñeca de Mari y empecé a caminar, sabía que ella me estaba siguiendo.

-¿a dónde vamos?- preguntó cuándo estábamos caminando por las calles.

-¡tendremos otra cita!- le respondí muy emocionada, ella río un poco y empezó a caminar a la par de mi.

-sabes que no es muy normal interrumpir la práctica para llevarme a una cita, ¿verdad?- dijo mirándome y tomando mi mano también, cosa que hizo que mi corazón empezará a acelerarse.

-¿no?- cuestioné ladeando la cabeza, ella río y dió un pequeño beso en mi mejilla.

-debiste avisarme antes, pero te perdonaré esta ocasión- me dijo con su linda sonrisa de siempre.

La heladería estaba cerca, cuando llegamos le abrí la puerta para que pudiera pasar, una joven de cabello café oscuro nos atendió desde el mostrador.

-¿qué desean?- dijo muy amablemente. Bueno, yo deseo que la chica que está a mi lado sea mi novia, pensé.

-yo un helado de vainilla- volteé a ver con una sonrisa a Mari esperando a que también pidiera algo.

-si se supone que esto es una cita deberíamos pedir ese- me señaló uno de los carteles, en el que estaba anunciado un helado, para dos personas... En un mismo vaso... Lo único que los divide son dos popotes... ¿eso no es algo...? ¿vergonzoso?

Me sonrojé ante la idea de como íbamos a comer ese helado, Mari me veía con su sonrisa de gato.

-entonces ese- dije en tono educado, intentando verme de lo más natural posible, señalando el helado que me había mencionado mi amiga de la infancia. No dejaría que Mari me ganara. Volteé a verla y me dí cuenta de que estaba sonrojada, nunca la había visto así. Me sorprendí por eso.

Al percatarse de que la estaba observando se volteó disimulando su sonrojo, la tomé de la mano y la llevé a una de las mesas para esperar nuestro pedido, ella seguía con la cara roja, creo que esto será mucho mejor de lo que creía.

Cuando llegó el helado, empezó a jugar con sus dedos, parecía realmente nerviosa, y a pesar de no querer demostrarlo yo también lo estaba.

-y bien...- dije intentando alijerar la tensión que había en el ambiente.

-supongo que tenemos que comer...- me respondió sin mirarme a los ojos.

Cuando me iba a acercar a tomar un poco del helado ella también lo hizo, causando que ambas, con un sonrojo, nos alejaramos.

-lo siento- dijimos al mismo tiempo, después de eso reímos por haber pensado y hecho lo mismo. La tensión que había hace unos segundos se había esfumado.

-tú primero- intenté convencerla de que ella tomara un poco primero, pero no lo logré.

-no, tú me invitaste, tu deberías tomar el primer sorbo- me contestó con los brazos cruzados, dándome a entender que no iba a retractarse.

-entonces deberíamos tomar al mismo tiempo- le dije sin pensar, cosa que me avergonzó mucho cuando me dí cuenta de la incoherencia que había dicho.

-está bien...- aceptó y se acercó un poco para tomar del helado, cosa que yo también hice. La vergüenza que sentía en el momento no me dejaba mirar a Mari, lo único que veía era al suelo, o cualquier otro lugar que no fuera hacia ella.

Cuando terminamos de dar el primer sorbo nos separamos del helado al mismo tiempo, con la diferencia de que esta vez tomé el valor de mirarla, ella no lo hizo, pero limpió lentamente el poco helado que había quedado entre sus labios pasando su lengua sobre ellos, haciendo que me quedara atónita ante la imagen frente a mí.

Por fin me miró, pero esta vez fuí yo la que evitó el mirar su rostro, después de lo que había visto estaba un tanto apenada, pero también quería besarla.

-tienes un poco de...- señaló mis labios, por quedarme observándola no me había dado cuenta que también quedó un poco del helado en la parte de abajo de mi labio inferior. Cuando me disponía a limpiarlo ella tomó una servilleta y lo hizo por mí, con una sonrisa que claramente correspondí.

Después de varios sonrojos más por parte de ambas, terminamos nuestro helado y salimos de lugar.

-supongo que ya es hora de que te lleve a casa- le dije abrazandola con un solo brazo, aunque mirando al lado contrario a ella. La idea de besarla aún no se iba de mi cabeza, quería repetir esa sensación del salón de música.

-podríamos dar una vuelta en el parque- contestó después de mirar su reloj.

Cerca había un lindo parque con un mirador en el que se podía observar la playa desde un punto alto, como era de noche las estrellas que cubrían el cielo hacían de la vista algo más espectacular.

-es lindo ¿cierto?- a pesar de tener una perfecta vista a la playa, mi atención sólo se centraba en Mari y sus increíble belleza.

-demasiado...- le dije sorprendida ante lo hermosa que era- ¡ah! - contesté después de reaccionar- la playa... Si, es bonita- rasqué un poco mi nuca en señal de nerviosismo.

-¿a qué creías que me refería?- cuestionó riendo un poco.

-bueno... Yo...

Y cuando pensaba que la situación no podría estar mejor se acercó y me robó un pequeño beso en los labios.

- me gusta pasar el tiempo contigo...- dijo mirando al suelo con una sonrisa, yo seguía un poco sorprendida por su reacción.

Quería sentirlo de nuevo, por lo que me acerqué nuevamente a ella y junté nuestras frentes para poder mirarnos directamente a los ojos.

-te amo...- dije antes de besarla una... Y otra... Y otra... Y ya no recuerdo cuantas veces más lo hice...

cómo conquistar a una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora