Día 15

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Llévala a un lugar especial...

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(Pov. Normal)

-¿a dónde vamos?- preguntó la rubia al ver como ambas se alejaban cada vez más de la ciudad.

-es una sorpresa- contestó Kanan con una sonrisa.

-siento que me vas a secuestrar.

-no sería una mala idea- dijo la peliazul en broma.

Después de 40 minutos en los que Kanan estuvo pedaleando, por fin llegaron a su destino. Un gran bosque lleno de pinos, que al ser las 7 de la mañana estaba nublado y el clima era frío. La chica delfín notó como su amiga estaba temblando un poco a causa de la temperatura, por lo que decidió quitarse su bufanda y ponérsela a Mari.

Dejaron la bicicleta recargada de uno de los árboles y caminaron entre los otros pinos. Kanan parecía una experta en el lugar y movía los arbustos para poder pasar, hasta que pareció encontrar lo que buscaba.

-wow- dijo Mari al encontrarse con un increíblemente lindo jardín lleno de flores y un pequeño castillo que parecía de la época medieval.

Kanan pasó de largo el jardín, fué directo a la gran puerta de madera y tocó tres veces. No pasó mucho para que le abrieran.

-oh, pequeña Kanan, ¿cómo estás?- preguntó un anciano con un traje extraño para la época en la que nos encontramos.

-tengo 17 años, ya no soy tan pequeña- contestó la peliazul haciendo un berrinche. El hombre sólo rió.

-oh, ¿quién es esta señorita? ¿acaso es la Mari de la que tanto me hablas?- dijo mirando a la rubia, Kanan se sonrojó ante la mención del "de la que tanto me hablas".

-mucho gusto. si, mi nombre es Mari- respondió en un tono amable y riendo por la sonrojada Kanan.

-les pido disculpas pero yo me tengo que retirar- le dió una mirada a Kanan- no olvides cerrar cuando te vayas- terminó de decir.

-¡claro!- asintió felíz.

El hombre se fué, Mari sólo se quedó pensando muy sorprendida por el lugar y aquel anciano de ropa extraña.

-pasa- dijo Kanan, abriendo más la puerta. Ambas entraron. si por fuera ya le parecía increíble, por dentro lo era aún más. La peliazul guió a su amiga por la casa hasta llegar al comedor, que tenía una mesa demasiado grande como para una sóla persona. Las dos se sentaron, Kanan estaba consiente de que Mari tendría muchas preguntas por hacerle.

-¿qué es aquí?- preguntó curiosa la rubia.

-una casa- contestó Kanan como si fuera lo más obio del mundo.

-¿es un familiar tuyo?- Mari hizo esta pregunta refiriéndose al anciano de hace un rato y Kanan lo entendió bien.

-no, lo conocí hace unos meses.

-¿cómo es qué encontraste este lugar?

-bien, te contaré una historia- dijo feliz Kanan caminando hacia un antiguo mueble de madera que tenía muchos cajones, de hecho más de los que se podían contar con los dedos. Fué a uno en específico y lo abrió para después sacar un libro de pasta color café oscuro.

Se acercó de nuevo a la mesa y abrió ese libro que de tan viejo que era, tenía las hojas en color amarillento. Empezó a pasar varias hojas, como si quisiera encontrar algo y así era. Dejó de hojear el libro, parecía que había encontrado lo que estaba buscando.

-Un día una jóven de cabellos azules y ojos color morado se encontraba caminando sin rumbo fijo y con la cabeza hecha un total lío- miró a Mari unos segundos, ella tenía una sonrisa y estaba muy atenta a su historia- ¿cómo se supone que le haré saber mis sentimientos? Se preguntaba nuestra joven protagonista.

-¿puedo saber su nombre?- interrumpió Mari, que claramente sabía de quién se trataba la narración.

-eso no es importante ahora- Kanan estaba conciente de que su amiga sabía que se refería a ella- bueno, como decía... Sólo quería que supiera la verdad, había pasado demasiado tiempo enamorada de la misma chica y ya era hora de que ella también lo supiera- hizo otra pausa, pues quería ver la expresión de Mari, que en el momento seguía con su sonrisa- entonces se topó con un bello jardín, al verlo se quedó impactada, ¿quién podían conservar tan bonito este lugar? Y más importante ¿quién vive aquí? Le parecía muy extraño que estuviera en medio de la "nada" por así decirlo. momentos después se percató de la gran casa que estaba en el mismo lugar y sin dudarlo mucho se acercó, como si algo la atrajera a ella. Un anciano la recibió, más nunca le dijo su nombre. Sin darse cuenta, el lugar se había convertido en su hogar, no literalmente, pero la chica amaba poder contar al anciano sus sueños, alusiones, pero lo que más le gustaba... Era contarle sobre la chica que hacía que su mundo se volviera tan colorido...- con eso terminó su pequeña historia.

-aww, ¡que lindo!- Mari estaba totalmente conmovida por la forma en la que la había descrito.

-bueno, aquí no está escrito, pero el anciano me escucha siempre y me da consejos, lo considero mi segundo padre. Además se ve que tiene mucha experiencia y ¡tiene historias increíbles! Me contó que era un guerrero de la época medieval. Todo lo que ha vivido lo escribió en este libro, me dijo que ya estaba muy grande como para seguir teniendo aventuras, así que era mi turno de escribir mi historia... Es como un regalo.- Mari veía enternecida a la chica de la que estaba perdidamente enamorada, pues actuaba como una pequeña niña emocionada por los cuentos de hadas que le contaban sus padres- Oh, iré a preparar té, espérame un momento, si quieres puedes leer las historias aquí- Kanan entregó el libro cerrado a la rubia.

La peliazul salió a hacer lo que había dicho e inmediatamente Mari abrió el libro. Empezó a hojearlo, Kanan tenía razón, el anciano había vivido cosas increíbles: guerras, treguas, descubrimientos y una de las cosas que más le llamó la atención a Mari, un amor que nunca fué correspondido. Se sintió un poco mal por aquello, pero se olvidó de eso cuando llegó a una parte que decía "prohibido" definitivamente cuando a alguien le pones un prohibido lo único que haces es darle más curiosidad, por lo que Mari no pudo evitar pasar esa advertencia.

"Bueno, primero que nada quisiera presentarme. Mi nombre es Kanan Matsuura, voy en tercero de preparatoria y tengo 17 años de edad. Y ustedes se preguntarán ¿cómo se supone que una jóven de 17 me enseñe a conquistar a una chica? Bueno..."

-¿con azúcar?- preguntó Kanan desde la cocina exaltando un poco a Mari, pues se supone que no debería estar leyendo esa parte del libro.

-con azúcar- respondió rápido la rubia y continuó leyendo lo más que pudo.

"Para poder escribirlas antes las comprobaré con la chica de la que he estado enamorada por, bueno, casi desde que tengo memoria, ya que ella es mi amiga de la infancia Mari Ohara. Hemos..."

Otra vez su lectura se vió interrumpida por la peliazul.

-aquí tienes- dijo poniendo la taza de té sobre la mesa. Mari en un impulso cerró el libro rápidamente, con la intención de que Kanan no se percatase de que estaba leyendo su sección privada.

La peliazul se sentó de nuevo en su lugar y casi al instante tenía a Mari encima de ella, besándola frenéticamente. Kanan no podía decir que no le gustara lo que estaba pasando pero le pareció extraña la manera de actuar de su amiga.

Por otro lado Mari sabía que no debía ilusionarse, que no debía estar haciendo aquello y más importante, que no debía ser infiel a su "prometido" que hace apenas unas semanas acababan de presentarle. Pero quería disfrutar lo más que pudiera a su amada Kanan.

cómo conquistar a una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora