cómo conquistar a una chica

Día 11

En realidad no tengo esperanzas en esto, pero Chika dice que a ella le funcionó. Según ella los piropos ayudan mucho, así que esperemos todo salga bien...

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- entonces vas y le dices esto- me dijo Chika terminado de anotar algo en mi brazo, debajo de la manga. Después me empujó hacia donde estaba Mari, haciendo que nos chocaramos.

-ho...- antes de que pudiera terminar su saludo, la tomé de la barbilla y discretamente subí la manga de mi uniforme para poder leer lo que Chika había escrito hace un momento.

-mi color favorito... Es el azúl de tus ojos- mencioné a la par que leía.

-Kanan... Mis ojos no son azules- me dijo con una ceja levantada.

Solté a Mari y dirijí mi mirada a mi amiga pelinaranja.

-¡Chika!- grité antes de perseguirla por toda la escuela, mientras chicas de otros grupos se nos quedaban viendo extrañadas.

-¡no es mi culpa! ¡estaba pensando en You! - dijo sin parar de correr.

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- bien, estos son mejores- la mikan me entregó una hoja, con unas pequeñas frases que había escrito.

-me sorprende que aún quieras que lo intente- dije señalando su mejilla, en la que tenía un hielo sosteniendolo con su mano, a causa del golpe que le dí.

- vamos, esta vez los revisé bien- me contestó con un pulgar hacia arriba. Vimos a Mari pasar, por lo que Chika se fué y era mi turno de seguir con el plan.

Me acerqué cuidadosamente hacia Mari, que estaba viendo por la ventana completamente distraída. Puse mi brazo sobre su hombro y con los ojos cerrados, para evitar la pena de mirarla dije

-no seré Hernán Cortés, pero voy a conquistarte- aún sin abrir los ojos escuché una risa que no era la de Mari.

-wow, deberías enseñarme tus técnicas delfín- escuché decir a Yoshiko mientras reía sin parar.

-Yoochan, déjala ella está haciendo su mayor esfuerzo- la reprendió Riko.

- sigue riéndote Yoshiko- dije dándole una sombría mirada.

-los Ángeles caídos no le tenemos miedo a nada- me contestó con su pose de datenshi. Cuando me iba a acercar a golpearla, me percaté de que Mari no había mencionado ni una palabra.

-¿Mari?- pregunté, ella seguía con la mirada perdida.

-¿eh?- contestó.

-¿qué pasa?- volví a preguntar preocupada, parecía estar muy absorta en sus pensamientos.

-ah, nada- dijo con una sonrisa, parece que me estaba preocupando de más.

-¿escuchaste lo que dije?- cuestioné, aunque lo había dicho bastante claro para escuchar, al parecer acababa de percatarse de mi presencia.

-bueno, nosotras nos vamos- dijo Riko jalando del brazo a Yoshiko.

-no, no escuché, lo siento...- rascó su nuca con su mano, yo sólo suspiré rendida.

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-vamos, un último intento- Chika seguía animandome a ir a decirle la última de sus extrañas frases a Mari.

-bueno...- acepté desganada, los otros dos no habían funcionado y no esperaba que este fuera la excepción.

Me paré del suelo y fuí directo a dónde estaba Mari para sentarme junto a ella.

-oye... ¿me prestas un beso? Prometo devolvertelo- dije muy segura de mí misma, ya que Chika me había dicho que tenía que sonar confiada.

-¿a si? -me preguntó con picardía.

-s...sí- empecé a tartamudear, estaba perdiendo el control, porque Mari se estaba acercado cada vez más hacia mí.

-entonces cierra los ojos...- susurró cerca de mis labios. Hice lo que me pidió y esperé a que me besara, pero no sucedió, abrí un poco mis ojos y la encontré riendo de mí, provocando que me pusiera roja.

-¡eso es trampa!- reclamé a Mari dando un pequeño golpe a su cabeza.

-lo siento, lo siento- me dijo sin parar de reír. La tomé por los hombros y me acerqué a ella.

-me lo debes- le susurré al oído, antes de poder dirigirme a sus labios. Cuando iba a besarla, ella se volteó haciendo que el beso terminara en su mejilla- ¿eh?- dije confundida.

-yo...- contestó con una sonrisa, aunque no parecía que estuviera felíz.

Después se retiró del lugar, dejándome más confundida de lo que estaba.

¿por qué me ilusiona de esta manera?

Era la pregunta que rondaba por mi cabeza y que se quedó ahí durante varios días más.