Promesa

Miradas

Eli estaba seguro de que si pudiera llover en Bajoterra, lo estaría haciendo ahora mismo.

Solo unas pocas horas antes se había planteado determinadamente olvidar al hombre de ojos oscuros, esos ojos que le recordaban al cielo nocturno de la superficie.

Y eso lo llevó a pensar en las noches de su hogar de origen, y eso a su padre, que aún estaba perdido...

Y bueno, una cosa llevó a la otra. Entonces... aquí estamos ahora, con el lado más azul de Eli Shane.

Se obligó a levantar la mirada, reprendiéndose por estar distraído en los caminos menos transitados de las Noventa y Nueve Cavernas; a sabiendas de que ahora estaba de moda traicionar la paz... 

Traicionar... Twist... Tad...

Mejor cortaba la línea de pensamiento ahí, divagar en su propia cabeza nunca llevaba a algo bueno.

Decidió enfocarse en su entorno y tratar de ubicar hacia dónde se suponía que se estaba dirigiendo.

Quiso gritar cuando lo supo.

"Sale a caminar, decían. Te despejará la mente, decían".

Reconocía perfectamente esas formaciones rocosas que llevaban a cierto portal.

Entonces, finalmente, toda esa frustración que llevaba dentro cedía lentamente ante la tristeza y melancolía. Incluso teniendo problemas más grandes que resolver, su mente solo daba paso al chico de serena actitud.

"Y lo peor es que aún espero a que regrese por mí".

—¿Eli?

Silencio absoluto.

Ni confortante ni desgarrante. Solo silencio, porque las palabras no hacían falta cuando el cielo nocturno y matutino se conectaban en uno solo.

—¿Junjie?

Quería gritarle al techo de la caverna, gritarle a todos los dioses que conocía, e incluso saltar a los brazos del contrario. Pero solo se quedó quieto por un momento, admirando el hecho de que, efectivamente, Junjie había vuelto.

Sentía como le temblaba el cuerpo de tanto gozo retenido. Por lo que no pudo evitar que se le escapara una enorme y aliviada sonrisa.

Una que no tardó en ser correspondida.