Capítulo 1

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Tú:

Mi mente regresa siempre al instante en que te vi por primera vez. ¿Sabías que no sentí nada en ese momento?, fuiste solamente una persona más. ¿La vida es así de rara?

Quería contarte que mis noches son horribles. No duermo pensando en las mil formas en las que pude haber reaccionado y que no acabara conmigo perdiéndote. ¿La vida es así de injusta?

Te escribiré cada vez que el fuerte dolor regrese a mi pecho herido. Ese día no tengo escape. El resto de los días intento pasar el dolor a otras partes de mi cuerpo, desviarlo solo un poco. ¿La vida es así de dolorosa?

Yo.

-No quiero conocer a tus amigos -le dije a la pequeña morocha que saltaba por todo el departamento intentado ponerse unos jeans super ajustados. Pensé que los compró en la sección para niños, no hay forma de que fueran tan apretados.

-¿Por favor? Y uno es mi amigo, el otro es el hermano.

-¡Oh, vamos! ¿Estás intentando llevarme a una maldita cita doble? No. No. Y no.

-¡No lo es! Es una reunión, en serio. Con Kevin pensamos que sería divertido...

-¿Kevin? Hay algo más... ¿Diana?

-No me llames por mi nombre.

-Así te llamas. -Miré directo a esos ojos marrones, un poco más oscuros que los míos, es más baja que yo así que use eso a mi favor e intenté parecer intimidante. Claramente fallé-. Di, ¿podrías decirme por qué tanto empeño en esta reunión con Kevin?

Conozco a Kevin, Di y él se hicieron amigos el día que fueron a inscribirse a la Universidad, se podría decir que fue un encuentro muy romántico. Chica choca con chico, chico ayuda a la chica, se dan sonrisas tímidas, se presentan, charlan, chico esta anotado para la misma carrera que chica, coincidencia, se pasan números, chico llama a chica, salen y... son amigos. Hasta ahí llegó su cuento. Pongo todas mis apuestas a que él lo intento, pero no es fácil cuando te encuentras con alguien como Diana. Y ella juró que jamás vería al chico de esa forma. Aun así, su amistad de meses me da mala espina. Solo sé que Kevin viene de una buena familia, es agradable, alto, rubio, guapo, sale cinco de los siete días de la semana con mi amiga y jamás, jamás, me incluyen. Soy feliz con eso ya que tener dos trabajos e intentar terminar mi profesorado no me da tiempo de nada y él le proporciona a Di esa compañía que perdió de mí. Nuestro sueño de "terminemos la escuela y vayamos a vivir solas" se está desmoronando, ella se encarga de arreglar el alquiler con el dueño, yo de las cuentas, y estas no se pagan solas, Kevin ayudo varias veces a... Ahí es donde la mala espina pincha contra mi piel y lo entiendo.

Miré a los ojos de mi amiga que seguían buscando por explicación.

-Di, ¿no pensaras pedirle a Kevin dinero otra vez, no?

-¡Claro que no! Lo que tenemos en mente es mucho mejor. -El "tenemos" me asusta, pero el "mucho mejor" me horroriza.

-NO.

-Pero... Lia, escucha...

-No.

-Ni siquiera me dejas explicarlo.

-No.

-¡Amelia! ¡Amelia! ¡Vuelve, no sabes qué es lo que tengo en mente! ¡Mierda, no te vayas, qué diablos ocurre contigo! -Cerré la puerta justo cuando comenzaban los insultos.

El arreglo era que podíamos hacer esto solas, no quería la ayuda de nadie, mucho menos de un chico al que no conozco y ella lo hace tan solo hace un par de meses. La escuela terminó, se suponía que éramos adultas, debíamos enfrentar este mal momento de dinero, no salir a pedir a la primer persona con más recursos que nosotras que nos paguen las cuentas.

Destrúyeme (Diez Estrellas #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora