Capítulo 2

119 4 0
                                    

Tú:

No pasó mucho tiempo para que me diera cuenta la mujer que eras. Fuerte, decidida, no te dabas por vencida y seguías tus ideales por tierra y cielo. Las cosas a tu manera eran siempre las mejores. Después de un tiempo te creí perfecta. Solía prestarle a atención a tus actos más mínimos, a tus preocupaciones más tontas, y todo ese conjunto creaba a la mujer que amaba... que amo. Sé que cuando me arruiné, te llevé a la ruina conmigo, te perdí en cuerpo, alma y mente. Destrocé tu ser, y lo siento.

Yo.

No hubo vuelta atrás una vez que dije que no estaba tan mal la idea. Kevin rió como un loco asegurándome que me amaría por siempre, Di gritó y chilló dándome abrazos y tantos besos como logré soportar. La verdad era que me pareció una terrible idea, pero era también una buena solución a los problemas de dinero que atravesábamos con Diana.

Lo primero que hice fue llamar a Madame, pero no estaba, sabía que tenía una reunión, lo intenté de todas formas. Mi siguiente número fue a Alejandro, el mejor amigo de mi padre, prestigioso médico, mejor conocido como mi padrino, el mejor hombre de mi mundo. Después de nuestra pelea habitual sobre cómo él podría haberme ayudado y no terminar viviendo en esa pocilga, pasamos al tema actual, ¿era una buena idea? Dijo que era imposible saber al cien por ciento si era buena o mala, que piense en qué era peor (sacando el hecho de que irme a vivir con él era su mejor opción, pero no la mía). Hablamos así un rato más, discutiendo opciones, hasta que su apretado horario se hizo presente.

Horas más tarde, me llego un mensaje de Zac, el hijo de Alejandro, mejor amigo de mi hermano y bueno, la molestia de toda mi vida. Cuando yo nací él tenía tres años, al igual que mi hermano, al ser nena y la más chiquita me lleve toda la atención (bueno, menos la de mis padres) pero las sirvientas de su casa me adoraban, y su madre, una bella mujer que lamentablemente no pudo tener más hijos, estaba encantada conmigo. Sus celos se hicieron presente hasta sus once años, el día que decidió dejar de ser mi victimario y ser peor de protector que mi hermano.

Zac feo: No harás eso. No lo harás, está decidido, te vienes a vivir conmigo.

Yo: Gracias por incluirme en la decisión. No sé qué haré, pero tus mensajes no son de mucha ayuda.

Zac feo: Eso no importa. ¿Y por qué tuve que enterarme por mi padre y no por ti? Me ofende.

Yo: Por esto mismo! Sabes qué? Creo que aceptaré hacerlo, nuevas experiencias y todo eso. Gracias por la ayuda, tonto. Por cierto, no deberías estar estudiando?

Zac feo: Te odio :)

Gracias a Zac di mi sí completito y segura, sabía que si no harían una cadena de teléfono y se turnaría para ver quién se queda con mi custodia y terminaría viviendo bajo el techo de alguno de ellos, Madame y Alejandro peleando los primeros puestos, mi hermano y Zac codo a codo.

Así que ahí estaba, dos meses después, parada frente a una hermosa casa de dos pisos con un lindo jardín pequeño delante lleno de flores y un árbol muy alto. En mis manos estaba la última caja de mi mudanza. Eran mis cosas de Star Wars, bueno, la última caja, ya había entrado las dos primeras. Si entraba con esa significaba que no había vuelta atrás, estaba total y completamente dentro de esa sociedad de cuatro donde acepté vivir con Diana, Kevin y su hermano mayor, al cual no conocía. ¿Si tengo miedo? Mucho, claro. Intenté conocer a Kevin todo lo que pude, y debo decir que odié el que no me haya caído mal, es más, levantó puntos respecto a lo que pensaba anteriormente sobre él. Su hermano era otro tema, mientras que Kevin tenía diecinueve años y Di y yo dieciocho, él tenía veintitrés y prácticamente fue tan arrastrado a la casa como yo, solo que ni siquiera intentó conocer a sus compañeras de hogar. Bueno, Di aseguraba haberlo visto por lo menos dos veces. Seguía estando dudosa, ellos tenían como mantenerse sin nosotras, tal vez querían su independencia, pero aun así, ¿dónde entrabamos con Diana en eso? Mucho menos cuando uno de los dos se negaba a hacer acto de presencia. También se mudó a la madrugada, lo que me dejó pensando que me estaba yendo a vivir con un asesino serial, o un loco obseso, quizá le gustaba coleccionar basura o acariciar globos lo excitase. Puede que fuera un friki que no salía de su cuarto rodeado de computadoras y estaría muy agradecida al mundo que fuera esa la opción correcta.

Destrúyeme (Diez Estrellas #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora