Bienvenido a Tijuana (2/?)

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Llevaban mas de dos horas en la ruta a Tijuana en silencio de ultratumba. Sandra estaba postrada contra la puerta observando el paisaje.

- ¿Como se llama el plebe? - rompió el silencio el conductor.

- ¿y a ti por que chingados te importa? - poso su mirada sobre el hombre mientras acariciaba el cabello del niño.

- Solo preguntaba - apaciguó el clima - para romper un poco el silencio.

- Tu puedes decirle patrón - corrió un mechón de cabello de su rostro - porque eso es lo que será.

- y como que ¿quien es el padre del patroncito? - rió.

- Como que ya son demasiadas preguntas que no te importan una mierda, es mi hijo y eso es lo único que debes saber - se recostó contra el asiento.

- Lo siento señora pero considerando que sus otros hijos visitaron al patron - señalo el cielo - jóvenes pues tendrá mas recaudos con este ¿verdad?

- Tu no sabes cuando callar, ¿verdad? - dijo con tono sarcástico haciendo énfasis en la ultima palabra - si, perdí dos hijos pero aun me quedan dos mas.

- Uno - interrumpió el hombre - de la Teresita nada se sabe desde que se convirtió en la narco de juguete mas cabrona del barrio.

- Yo voy a encontrar a mi hija, aun es mi hija y la encontrare así la tenga que buscar bajo las piedras - insistió - ya es hora de que deje de jugar a ser la capa, fue demasiado lejos.

- Hagale entender eso usted, porque esa plebe esta bien empoderada, no quiere escuchar a nadie - dijo - por cierto, le sentó bien la prision, patrona- agregó - con todo respeto, se ve muy bien.

- Yo siempre estuve bien, cariño - rió y lanzo una mirada fulminante al hombre.

- No se encabrone, imposible verla y no resaltar su belleza.

- Aunque me hagas todos los cumplidos del mundo, nada va salvarte de la paliza de puta madre que te estas ganado - se coloco los anteojos de sol - ¿podemos ir el resto del viaje EN SILENCIO?

- Como usted diga, patrona - rió - pinche vieja culia y pensar que le guardo tanto cariño, ya extrañaba su mal genio - balbuceo.

- Extrañaba pelear contigo - rió Sandra provocando una leve sonrisa en el rostro de su acompañante - tanto tiempo en la cárcel sin poder pelear con nadie - palmeó su espalda.

- Extrañaba pelear contigo - rió Sandra provocando una leve sonrisa en el rostro de su acompañante - tanto tiempo en la cárcel sin poder pelear con nadie - palmeó su espalda

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