Teresita

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- ¿Esta segura de que hizo bien en no decirle a su madre, Teresa? - pregunto el joven de brillantes ojos verdes.

- No, no estoy segura pero quiero demostrarle que puedo resolver los problemas por mi misma.

- Es que... - hizo un gesto de desaprobación - disculpa pero eres boba niña, esto no es un simple problema, te estas metiendo a la boca del lobo, tu no sabes con quien te metes, es mas, ni sabes que estas haciendo.

- Ya basta - reprochó - dejame hacer.

- Si, por supuesto - dijo sarcásticamente - la estoy dejando hacer desde que salió de esa casa y cada vez nos estamos hundiendo mas, no se ahogue cachorra.

- Yo nunca me ahogo - contestó.

- Creo que ya llegamos - dijo observando a unos hombres armados frente a ellos.

Al aproximarse, el joven bajo la ventanilla.

- ¿Que buscan? - preguntó uno de ellos

- A su patrón- contestó Teresa.

- ¿y como para que lo busca, chulita?

- Tiene algo que me pertenece - contestó.

Uno de los jóvenes hizo una seña llamando a su compañero.

- ¿Como es su nombre, niña?

- Teresa... - vaciló - Teresa Fuentes Avila Beltrán.

- Baja de la camioneta, chula - abrió la puerta - al patron se llega caminando.

Teresa descendió del vehículo.

- Vamos - la condujo por una arboleda hacia una enorme casa camuflada.

Un enorme pasillo repleto de plantas se abría paso ante ella.

- Espera aquí - le indico que se sentara en un enorme sillón color rojo.

Pasaron unos minutos y un hombre de porte elegante se aproximo hacia ella.

- Que coraje, presentarse en mi casa con ese apellido, eso no lo hace cualquiera - le ofreció una copa de vino - ¿a que debo el honor de tener a la hija de Sandra aquí? - se sentó- debe ser importante.

- Entonces si sabes quien soy - bebió un trago - por eso me dejaste entrar.

- Pues claro.

- De los 74 kilos que se supone que debían llegarme, solo llegaron 70, y ese no fue el acuerdo - dijo de forma desafiante.

- ¿tu madre no tiene idea de donde estas, verdad? Mira cariño a mi no me hables de acuerdos, porque te puede ir muy mal.

- No me digas cariño - se levantó.

- Nono - rió - yo que tu me quedaría sentada, mira mi amor, esos hombres que ves ahi - dijo señalando a sus tiradores - te balearan hasta el apellido si das un solo paso - se recostó contra el respaldo de su asiento.

- ¿es una trampa, verdad?

- Quédate bien quieta; eres tam hermosa como tu madre a tu edad - tomó su rostro - tu madre
me debe mucho, mucho a mi... que regalo del cielo ¿verdad? Su hija aquí en mi casa... hace mucho tiempo ella me quito mi lugar en el Cartel de Sinaloa, sus rutas y ella arruinaron todo lo que yo había construido, ya estaba cansado de negociar con ella, esperaba que tu madre viniera a reclamar pero mira, aquí esta su niña - rió.
                                       ~•~

Sandra fue apresuradamente al cuarto de su hija para ir a buscar a sus padres al aeropuerto.

- ¡Teresa! - dijo tocando la puerta - ¡Teresa! - dijo por segunda vez.

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