La casa estaba decorada con globos dorados y rojos, los colores favoritos de la festejada. Miles de guirnaldas en resplandecientes colores metálicos le daban brillo al paisaje. Todos los preparativos estaban casi listos para la celebración que se llevaría a cabo.
Ambas mujeres se dirigieron al interior de la casa.
- Voy al cuarto, me dices si me necesitas - dijo la joven.
- Claro - contestó Sandra.
Se dirigió rápidamente donde se encontraba su pareja quien iba de salida.
- ¿Te vas? - pregunto - ¿vuelves para la noche?
- Voy por aquí cerca - la sentó en sus piernas - ¿necesitas algo, bombón? - aparto un mechón de su cabello que caía sobre su rostro.
- Solo a ti - se recostó sobre él - te amo.
- Yo también te amo - beso si mejilla - ¿que te parece si te traigo uno de esos chocolates que tanto amas y vemos una película esta noche? - acarició su rostro.
- Amo esa idea - tomó su mano - no te tardes, te necesito - lo beso.
- Yo también te necesito y eso lo sabes - tomo su mano - 4 horas sin tocarte o besarte son demasiadas - beso si cuello - estoy aquí en una hora - guiño su ojo.
- Te espero - beso su mejilla.
Al oír la voz de Sandra, el pequeño que se encontraba jugando afuera corrió a sus brazos.
- ¡Mama! - la abrazo.
- Mi amor - beso la mejilla del pequeño - ¿como esta el niño mas bonito del mundo?
- Estoy bien, mami - sonrío - ¿y mi hermana? - preguntó.
- Esta en su cuarto, esta algo cansada.
- Quería darle este dibujo que hice, mira - se lo mostró - somos ella y yo.
- Seguro le encantará, cariño - acaricio su cabello - ¿por que no se lo llevas?
- Esta bien - el niño corrido al cuarto de Teresa.
Sandra se dirigió a su cuarto y a darse un baño.
Pasada una hora, la cual se volvió eterna para ella, Juan regreso a la casa.
- Hermosa, te traje lo que te prometí - entro al cuarto y le entrego el chocolate.
- ¡Si lo trajiste! - dijo emocionada como una niña pequeña - pensé que lo olvidarías...
- ¿olvidarme de lo que a ti te hace feliz? - acaricio su cabello - eso nunca.
- ¿vienes conmigo? - lo jalo hacia ella.
- Claro que si - la beso - ¿alguna vez te dije que amo el olor de tu piel? - se dio la vuelta y la coloco sobre él.
- No, nunca lo habías dicho - dijo ella dejando caer una lagrima por su mejilla.
- ¿que pasa, mi vida? - seco la lagrima - ¿estas bien? - acaricio su mano - puedes contarme.
- No es nada - tomó su mano - eres tan dulce conmigo y estoy tan enamorada de ti, y no se si tu lo estas, pero para mi es difícil esto de sentirme así, me han lastimado demasiado.
- Tranquila, mi amor - la abrazó - yo te amo, yo jamas te voy a hacer daño, estoy muy muy enamorado de ti - derramó unas lagrimas - te juro que te voy a cuidar con mi vida - la abrazo con mas fuerza aun.
- Te necesito - se refugio entre sus brazos.
- Te amo - la beso apasionadamente - te amo mas que a mi vida y amo la familia que tengo contigo y los niños.
- Gracias - lo abrazó - gracias por darme a Francesco y por tratar a Teresa como a tu propia hija...
- Teresa es mi hija, no de sangre pero la amo como si lo fuera, así como amo a Fran y como te amo a ti.
- ¿puedes ser solo mío por esta noche? Quiero besarte y estar contigo sin interrupciones.
- Todas, todas las mañanas, tardes y noches, te amo Sandra - entrelazó sus manos con las de ella - no imaginas las sorpresas que tengo para tu fiesta de cumpleaños mañana - sonrío.
- Lo único que necesito es a ti, a los niños y un pastel - apoyo su cabeza sobre su hombro.
- Te amo - se susurró al odio.
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Bienvenido al paraíso
Teen FictionSandra es una famosa narcotraficante, luego de la renuncia de su padre, el cartel de Sinaloa quedo en sus manos pero alguien de adentro la traicionó. Pasó 10 largos años en prisión donde se hizo de nuevos contactos y aprendió nuevas técnicas. En su...