"Siempre juntas"

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¿Como le haces para ser tan hermosa? - comenzó a besar el brazo de Sandra.

- Es que tu me haces creerme ese cuento de que soy hermosa - rió.

- Porque lo eres - la abrazó- oye estaba pensando, ¿y si invitas a tus hermanas a la boda? Necesitas tener mas mujeres a tu al rededor ademas de Teresa y tu madre, mujeres con las que puedas hablar, tus hermana son perfectas y no se ven hace años.

- ¿Crees que vendrían?

- Creo que estarían encantadas de venir, ellas te quieren y mucho.

- Deja, mañana le pregunto a papa si aun tiene sus teléfonos y las llamo.

- Ya veras que si querrán venir, son tus hermanas cariño, te quieren - la sentó en sus piernas - ademas necesitaras a alguien que te ayude com tu vestido - entrelazo sus manos con las suyas.

- ¿bajamos? ya han de estar preocupados - se levanto.

- Espera - la jalo hacia él - no quiero que te dejes llevar por las palabras de una víbora ¿esta bien? Baja pero ve con tus amigas, tu madre, tus primos, lo que sea y disfruta que aun es temprano.

- Claro - lo tomó de la mano - vamos.

Bajaron al salon nuevamente, Alfonso y Maria esperaban a su hija con un enorme pastel lleno de velas doradas.

- Feliz cumpleaños mi amor - dijo la mujer.

- Feliz cumpleaños mi hija hermosa - Alfonso abrazó a su hija.

- ¿Soplas las velas mami? - dijo su hijo mas pequeño.

- si amor - lo cargó en sus brazos - ven cariño - llamó a su hija - soplen las velas conmigo mis amores.

Los invitados entonaron el feliz cumpleaños y Sandra apagó las velas.

- Gracias por todo - se dirigió a su familia - gracias por hacerme tan feliz - se acerco a sus padres.

- Mi bebé - Maria la abrazó- eres nuestra niña, siempre estaremos para ti.

- Siempre cariño - Alfonso acarició su cabello.

- Gracias también a ti mi amor - se dirigió a su futuro esposo - me haces muy feliz.

- Te amo hermosa - tomó su mano.

- Y ustedes - tomo las manos de sus hijos - ustedes son lo mas importante de mi vida, mis razones de vivir - los abrazó - y también a ti mi bebe más pequeño - acarició su vientre.

- Y a pesar de todo, ustedes compartimos sangre y también los aprecio - les dijo a sus primos.

- Nosotros a ti - contestó Enedina - hablo por los tres ¿verdad? - observo a sus hermanos.

- Si - contestó Ramon.

- ¿Y tu, Benjamín?

- Si - dijo desganado.

Alfonso se aproximó a Juan.

- Cuídala - colocó su mano sobre su hombro - cuida a mi hija, ya la han hecho sufrir mucho por amor y no lo merece.

- Claro señor, jamas le haría daño.

- Dime suegro, eso es lo que soy ahora - esbozó una sonrisa - y no la engañes, jamas encontraras una mujer que te ame como ella, lo veo en sus ojos cuando te mira, esta enamorada.

- Y yo estoy muy enamorado de ella.

- Lo se - palmeó su espalda.

Juan sacó una bolsita de tela color roja de su bolsillo y se dirigió a Teresa.

- Teresita - llamó su atención.

- ¿Si?

- Mira - le entregó la bolsa - cuando era un niño, mi abuela me dió esto, me dijo que cuando tuviera una hija se lo diera y tu ahora eres mi hija, es tuyo, ábrelo.

En la bolsita había un collar de oro con un brillante diamante en medio.

- Es precioso - lo abrazó - gracias - lo regresó a su bolsa - pero aun existe la posibilidad de que tengas una hija mujer de sangre, ¿no quieres guardarlo para ella?

- No eres de sangre pero eres mi hija y mi primer hija mujer, quiero que tu lo tengas.

- Te lo agradezco - se lo colocó - ¿como me queda?

- Te ves muy bonita, te pareces mucho a tu madre.

- ¿Tu crees?

- No solo lo creo, lo puedo ver.

- Gracias, en verdad.

- Por nada.

- Papi - Sandra de acerco a su padre.

- Cariño ¿que ocurre? - preguntó él.

- ¿Sera que tienes los contactos de Marisa y Guadalupe? - preguntó ella.

- ¿Tus hermanas? pues claro ¿los necesitas?

- Si - esbozo una sonrisa - me gustaría que asistan a mi boda.

- Seguro estarán encantadas - le entregó un papel.

- Eso espero - lo tomó.

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