Capítulo 32. El principio del fin.

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—Will... –Su nombre no termina de salir de mi boca cuando sus labios están sobre los míos.

Es un beso firme pero ¿suave? Lleno de ¿ternura? ¿amor?

Espera ¿qué? Eso no es lo que esperaba... No está mal, pero ¿qué pasó?

Un segundo después sus labios se alejan de los míos y la mirada de desconcierto aparece en mi.

—Se lo que estás pensando Aria —Me dice William mientras sigo sin entender ¿cómo sabe todo lo que pienso?— Y ponerme celoso puede funcionar algunas ocasiones, pero no esta vez — Y su voz sale cargada de seguridad, cinismo y lujuria—, no cuando estás conmigo, en MI zona— Y su énfasis en la palabra "MI" me provoca un escalofrío que me recorre de pies a cabeza—, en MI departamento, encerrada en un elevador con MIS manos sobre tu cuerpo y MI mirada puesta en ti... esta noche eres solo mía Aria— Su frente se posa en la mía, él cierra los ojos y por un momento yo también lo hago... pase de tener un calor intenso en todo el cuerpo a tener el más dulce momento con Will... en un elevador...—. Además, el perro está aquí— Volteo hacia el piso y es cierto, Checo está sujetado a mi con la correa, sentado en el piso mientras nos ve con cara de duda y una risa sale de mi boca.

El sonido del elevador anuncia que llegamos rompiendo nuestro momento y una queja de frustración sale de mi boca. Quiero más tiempo así con él

William suelta una gran carcajada a mi reproche.

—Descuida muñeca, tendremos más tiempo para compartir en el elevador, y no precisamente con ropa encima y un perro en tu mano.

Cuando caigo en cuenta de lo que ha dicho no me da tiempo a responder, pues toma mi mano y salimos juntos del ascensor.

Justo salimos del ascensor y entramos a un gran recibidor... es enorme. Checo se jala de mi mano y por no lastimarme suelto su correa. El salta y olfatea todo, por más que le llamo no me hace caso.

"Vaya, creo que le ha gustado este lugar" pienso cuando lo veo echarse sobre la alfombra de la gran sala.

—Parece que esta agusto— Murmura Will en mi oído y siento una pequeña sonrisa en sus labios.

—Sí, eso parece— Le respondo—.

—Y ¿a ti?

Caigo en cuenta que no me he movido y mucho menos he dicho alguna palabra. Observo todo el lugar y es bonito, demasiado perfecto.

—Es bonito, muy acogedor para un hombre como tu— Las palabras salieron de mi boca sin darme tiempo a colocar un filtro. Demonios—.

—¿Un hombre como yo?

Veo la mirada de angustia y ¿dolor? En William, y rápidamente trato de decir mis pensamientos de la mejor manera posible.

—Eres un hombre atractivo, soltero— Para no tener que mirarlo suelto su mano y comienzo a caminar por el lugar—, seguro que con muchas mujeres tratando de estar contigo cada día— y ese pensamiento me molesta, así que continuo mi paseo por la sala—, un hombre de negocios, con una empresa que liderar, una agenda bastante ocupada que apenas le da tiempo para respirar y este lugar es demasiado... cálido y acogedor para un hombre con un estilo de vida como el tuyo, tiene detalles muy bonitos— Termino de hablar y el esta serio y esta vez no puedo leer su rostro, no se si esta serio o molesto, pero espero que mis palabras hayan sido las correctas—.

Después de lo que parece un gran rato, Will decide suspirar.

—Mi estilo de vida es complicado Aria— Mientras lo dice se acerca a mi tranquilamente, no se en que momento me recargue en el reposabrazos del sillón—, estoy ocupado la mayor parte del tiempo, la empresa absorbe mucho de mi tiempo, los eventos sociales, todo Aria. Quería tener un lugar al que pudiera llegar y sentirme agusto y no más solo de lo que realmente estoy— Él hace una pausa y lo que dijo me estruja el corazón—. Puede que muchas mujeres quieran salir conmigo, pero yo no he salido con ninguna en mucho tiempo y ninguna ha venido aquí, conmigo de mi mano más que tu— Y por dentro, estoy saltando de felicidad—. Pero yo, solo quiero salir contigo, quiero que seas solo tu la que venga de mi mano, a este lugar, conmigo, cada día que se pueda.

Mi Destino en Tu MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora