V.

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Por fin habían llegado la mansión del señor feudal, a Izuna le intriga saber cuál es la propuesta que le tiene al Senju.
Al entrar a su despacho estaban sus hijas con él, cosa que molesto a Izuna por el hecho que nomás miraban a su Tobirama.

—Qué bueno que viene joven Tobirama, como ya sabe, le propongo que se casé con una de mis hijas.

Hasta ahí, ya no aguantaba más el Uchiha estaba que estallaba, ¿casarse con una de sus hijas?
Izuna solo rezaba para que Tobirama rechazara la propuesta porque definitivamente en cualquier momento iba a estallar de rabia el Uchiha.

—El objetivo de que se casé con una de mis hijas es para mejorar la convivencia entre Konoha y el país de fuego. ¿Qué dice?

—Me niego.

El Senju había rechazado porque no le interesaba casarse con alguien por quien no siente nada y porque sus hijas eran de las más castrosas posible.

—¿Por qué se niega?

Izuna ahora era la persona más feliz del mundo se podía sentir más tranquilo, porque el Senju se negó.

—Porque no me interesa ninguna de sus hijas.

—Está bien lo que decida

—Nos retiramos, con permiso

El Uchiha iba brincando de la alegría que sentía por dentro, mientras Tobirama iba con su cara serena.

El señor feudal estaba muy enojado porque estaba seguro que aceptaría.
Para él sus hijas eran belleza pura, nunca en la vida ningún hombre se resistiría, pero por el contrario a Tobirama parecía que ni le importaba.
Así que creo un plan hacer que sus hijas lo seduzcan para ver si así cambia de opinión.

Izuna ya se encontraba afuera de la mansión, esperando a Tobirama quien había entrado al baño de invitados.
Pasaron varios minutos el Uchiha poco a poco se iba perdiendo la paciencia, decidió entrar tal vez se había atorado en la taza del baño y probablemente necesita ayuda, fue lo que pensó el pelinegro.

-Senju, Senju ¿Dónde estás? -

Grito un Uchiha molesto y sin paciencia.
*Donde se habrá metido*
Fue lo que pensó, hasta que escucho unos murmullos que provenían de una habitación, cada vez que se acercaba más podía escuchar mejor los murmullos.
Estando enfrente de la puerta de esa habitación pego la oreja a esta para poder escuchar lo que decían, no es por ser metiche ni nada, pero a Izuna le comía la curiosidad de saber lo que pasaba.

—Vamos Tobirama hazme tuya

Ese comentario sorprendió mucho al Uchiha, * Tobirama esta con esas perras? *
Lo pensó muy enojado siguió escuchando para saber que decía el Senju.

—Les dije que no quiero nada de ustedes, déjenme en paz.

Por lo menos el Uchiha sabía que al Senju no le interesan.
Cada vez suplicaban más y más, vio por un agujero que había en la puerta y pudo visualizar como una le restregaba las bubis en uno de los brazos del Senju.
Izuna ya no lo soportaba estaba totalmente llenó de celos y decidió tocar la puerta disimuladamente.

—¿Quien? -
Se escuchó como una de las hijas preguntaba con voz chillona.

—¿Se encuentra Tobirama?
Pregunto Izuna inocentemente

—No, no se encuentra -

*Que hijas de perra, son una malditas mentirosas*
Se asomó nuevamente en el agujero y vio como le tapaban la boca al Senju, estaba muy desesperado y no tuvo opción, entró pateando la puerta.

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