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Esta ciudad era alucinante, los edificios eran enormes, había gente por todos lados, yendo de aquí para allá con prisas y miles de los famosos puestos de perritos calientes en mitad de la acera. Diré que están bastante buenos, creo que entre los cuatro comimos más de diez perritos. Estaba pasándomelo como una enana, Poncho me hacía sentir como una princesa de un cuento, al igual que Chris. Y pasar tiempo con los tres me encantaba. Ya habíamos visto miles de sitios, hoy tocaba el famoso parque Central Park.

- Ay Annie, una foto aquí - decía Maite cada dos minutos.
- May, te he echo una hace cinco minutos - comentó Chris riendo.
- Es todo tan bonito - contestó emocionada.
- Sácanos una juntas anda - dije dándole la cámara y poniéndome al lado de Maite.
- Luego a ver como seleccionas las fotos, no te pienso ayudar - dijo Chris disparando varias veces con la cámara.
- Trae, yo la llevo ahora - dijo Maite guiñando un ojo.

Me coloqué al lado de Poncho, el pasó su brazo por mis hombros y me acercó a él haciendo que lo abrazase. Respiré profundamente, la verdad es que si que era cierto, Central Park era el pulmón de Nueva York. Poncho besó mi cabeza y yo sonreí embobada.

- No quiero volver gatito - dije casi susurrando con voz de niña.
- Annie... tenemos que terminar las clases.
- Si, pero aquí nadie me insulta, nadie me maltrata, nadie me manda notas anónimas... - Poncho acarició mi espalda mientras seguíamos caminado.
- Lo sé mi amor, pero no va a pasarte nada, te lo prometo - asentí dudosa - Gatita, te lo digo enserio, vamos a descubrir quien está detrás de todo esto. Ahora solo tienes que disfrutar, olvidarte de todo y quererme todo lo que puedas - me reí mientras lo achuchaba más.
- Eso si sé hacerlo, pero quererte más no sé si es posible - sonreí y él besó mi sonrisa.
- Hacía mucho que no sonreías las 24 horas - comentó mientras se mordía el labio inferior con ternura.

Seguimos caminando hasta que oscureció, nos dirigimos a uno de los restaurantes que vimos y decidimos entrar porque la verdad, nos moríamos de hambre.

***

Cuando llegamos de vuelta al hotel Poncho se había puesto muy mimoso, delante de mi hermano guardaba las formas, pero no se separaba de mi.

- Annie ¿puedes venir? - escuché a mi hermano decir mientras Poncho resoplaba en mi oído.
- Claro, qué pasa - dije sonriente, intentando omitir el comportamiento de Poncho.
- ¿Quieres dormir hoy con Maite? - reí por lo bajo mientras negaba.
- No, mejor tú - me miró serio - enserio Chris, a May le gusta dormir contigo, y todas esas cosas.
- ¡Anahí Puente! - dijo con los ojos como platos.
- ¡Christian Puente! - repetí yo con el mismo tono.
- No me gusta la actitud de Poncho hoy - comentó por lo bajo.
- Bueno, ya lo siento, nos vamos a dormir.

Guiñé el ojo a mi hermano mientras me acercaba a Poncho de vuelta, el cual me volvió a abrazar contra su cuerpo fuerte. Reí mientras besaba mi cuello con delicadeza, Maite distrajo un poco a mi hermano y Poncho y yo subimos primero en el ascensor.

- Te necesito mucho - susurró mientras llegábamos a la habitación y pasaba sus manos por mi cuerpo.
- Yo también mi amor - dije acariciando su mano y su cuello mientras me apoyaba en él andando.
- Te amo, te amo, te amo - besaba mi cuello mientras yo abría la puerta.

Poncho cerró la puerta rápidamente para después acorralarme en la primera pared de la habitación y empezar a besarme con pasión. Saqué su camiseta con rapidez, para después pasar mis manos por todo su torso perfectamente trabajado. Poncho acariciaba mi espalda por debajo de la camiseta mientras me arrastraba a la cama, donde ambos caímos sin dejar de besarnos. La temperatura de la habitación empezaba a subir, y la ropa empezaba a desaparecer hasta que golpearon fuertemente la puerta.

A tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora