Intro

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Subí a mi habitación llorando, estaba aturdida y confundida. Los recuerdos no dejaban de aparecer, como si fuese una película que estaba siendo reproducida constantemente.

*3 meses antes...*

Me puse mi vestido negro, una lágrima rodó por mi mejilla que fue limpiada por mi hermano mayor, Christian. Nos sonreímos pesadamente y bajamos al salón donde se encontraba mi padre mirando a la nada. Hacía frío y, aunque era pleno agosto, el viento sonaba fuerte haciendo golpear una rama contra la ventana. No había alegría en la casa, ya no. Salimos en silencio, montándonos rápidamente en el coche y mi padre condujo hasta el cementerio. Cuando llegamos vi que estaba lleno y comencé a llorar de nuevo, llegamos hasta lo que iba a ser la tumba de mi madre, Christian me abrazó y besó mi frente intentando que me tranquilizase.

***

La noche en que murió mi madre fue difícil para todos, todavía tenía posibilidades para vivir. Pero tuvo una recaída y no nos dio tiempo a llegar al hospital. Desde que enterramos a mi madre, mi padre no es el mismo. Lleva 3 meses emborrachándose hasta perder el conocimiento, pero hoy, hoy se ha grabado en mi memoria. Y ya no podrá volver a salir.

*30 minutos antes...*

Mi padre entró completamente borracho en casa, ya no era raro, por lo que hicimos lo mismo de siempre. Chris lo ayudó a sentarse en el sofá en lo que yo calentaba el café que previamente tenía preparado para estas ocasiones.

— No quiero nada niñata insolente —dijo intentando levantarse— deberíais estar muertos, por vuestra culpa mi mujer ya no está conmigo —todas las noches el mismo discurso.
— Venga papá —decía Chris— toma el café, te va a hacer bien.
— ¡He dicho que no! —se levantó rápidamente y le pegó una bofetada, en la vida nos había puesto la mano encima.
— ¡Papá! —grité angustiada acercándome a mi hermano— ¿estás bien?
— Si Annie, no te preocupes —sonrió frotándose la mejilla golpeada— duele un poco, pero no te preocupes —soltó una risa leve.
— Voy a por hielo —sonreí y me levanté— y a por tu café, papá.

Salí a la cocina a por ambas cosas y cuando llegué Chris ya estaba otra vez de pie, le di el hielo envuelto en un paño y se lo puso rápido en la mejilla mientras sonreía. Me acerqué a mi padre y extendí mi mano para ofrecerle el café. Mi padre golpeó la taza haciendo que todo el contenido volcase sobre mi, aún ardiendo, grité por el contraste y mi padre, ni corto ni perezoso, me dio una bofetada.

— No vuelvas a gritar así imbécil, me tienes harto —me gritó haciendo que saliesen lágrimas de mis ojos.

***

Me quité los pantalones lo más rápido posible, al igual que el resto de mi ropa, y me metí en la ducha para intentar calmarme y aliviar el calor que todavía desprendían mis piernas. Lloré bajo la lluvia de la ducha durante casi media hora, salí, me puse el pijama y me metí en la cama, sin poder dormir. La puerta sonó y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Soy yo —susurró una voz conocida, Chris— ¿puedo pasar?
— Sí —susurré ahora yo.
— ¿Estás bien? —dijo llegando al borde de mi cama.
— Supongo, estoy confundida... Papá nunca ha hecho algo así...
— Lo sé, pero bueno, ahora no te preocupes por eso, quería saber si estabas bien —sonrió— hoy cierra la puerta con seguro, por si acaso... —asentí y me levanté con él— buenas noches Annie —dejó un beso en mi frente.
— Buenas noches Chris —sonreí— ten cuidado.

Mi hermano volvió a sonreír y se marchó a su habitación. Yo cerré la puerta con seguro y volví a mi cama, tapándome hasta arriba para intentar dormir algo, pero cuando cerraba los ojos volvía a vivir la escena del salón. Mi cuerpo temblaba y mis lágrimas no dejaban de salir, y así, como estaba, supongo que me venció el sueño.

A tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora