"Cuando la princesa creció"
"Foto tomada por Dafne que ama a esa niña como si de verdad fuera hija de Alicia, su mejor amiga. Son Ali y Rubí una tarde en la que por fin podían descansar."
Día 1,503.
Jueves- 20-02-2014.
Rubí...
Hoy era de esos raros días lluviosos que no me gustaban, había aprendido a ver la lluvia como algo hermoso, que limpia y purifica hasta a los momentos más horribles, y todo gracias a Ali, pero este día ella no se encontraba, desde que mamá se fue ella había empezado a trabajar como mesera en una cafetería.
Al menos una vez en mi vida había oído de castillos que se derrumbaban, catedrales que se quemaban, torres que caían, grandes personas que se rendían, pero nunca Alicia, ella estaba hecha de poesía y acero inoxidable. Se ve tan hermosa por fuera, pero tiene anoréxico el corazón, no tuvo suficiente amor.
-Hola, Rubí pingüino.
-¡Hasta que por fin llegas, mujer!- le digo exaltada- ¿Acaso quiéres que me muera de hambre?
-Tenías que ser familiar de January- dice entre risas rodando los ojos- Anda, hay que comer.
Bajamos al comedor, Ali tenía en la radio Lego House de Ed Sheeran, otra cosa que adoraba de ella era su gusto musical y la pasión que tenía por este, podía tocar la guitarra como si fuera lo que más amaba del mundo, solía tocar para mi y para January hasta que cayéramos dormidas, siempre velando por nosotras cual ángel guardián.
-¿Dónde está Jany pingüino?- pregunto al no ver a mi hermana por ningún lado.
-Viernes- me responde.
"Viernes" era la forma en la que llamábamos a los episodios de January, algo así como "El que no debe ser nombrado" en Harry Potter. Era viernes el día que Mamá ya no despertó, fue viernes el día en el que le diagnosticaron bipolaridad, era Viernes el día en que ella comenzó a desvanecerse.
Odiaba con todo mi ser la llegada de Viernes, me sentía más sola que nunca, cuando eso pasaba January se ensañada con nosotras, lloraba o simplemente se apagaba, se desconectaba. Cada viernes era menos difícil que el anterior y es que había aprendido a convivir con la soledad una tarde en que mamá ya no entró para consolarme y January gritaba y rompía todo en la habitación continúa, ese día la única persona que estuvo a mi lado fue Alicia que cantaba en mi oído mientras acariciaba mi cabello tratando de que no le prestara atención al episodio de mi hermana. No sé en qué punto fue, solo sé que me obligue a mí misma a no necesitar nada más que a Ali conmigo. Supongo que hasta las princesas crecen y maduran, ven el mundo de otra forma, se quitan la corona y se enfrentan solas a la realidad.
-Princesa. ¿Qué dices si visitamos a Dafne y Adamaris? Algo me dice que a tu hermana no se le pasara el sedante hasta el martes.
-Nunca haz tenido una mejor idea, pingüino- le respondo con una sonrisa.
Me carga en su espalda cual caballo y caminamos por toda la cera. Me abrace a ella fuerte, trate de memorizar su aroma a menta y café, el único olor que percibía al dormir y el primero que me embriagaba al despertar, el que no quería que desapareciera. No quería perderle a ella también.
Pero tal vez, solo tal vez la princesa no está tan sola como cree, tal vez su dragona la protegerá contra todo y nunca la dejará sola, es la magia que sólo se puede encontrar en Ali; no necesita ser la protagonista del cuento, porque sabe que hay algo mucho mejor que un "final feliz", no lo sé, tal vez un "y nunca hubo un fin", porque amarró lo que más amaba con sus cabellos negros enmarañados y se quitó su felicidad para dárnosla a nosotras, protegiéndonos de todo mal que nos rodea con sus ropas holgada, donde fácil cabrían tres Alicia's.
ESTÁS LEYENDO
Presentate las veces que hagan falta.
Teen FictionEl trastorno bipolar; la hizo morir viva, la hizo olvidar. Es una maldición en forma de persona, se hace llamar Viernes. No tocó la puerta, sólo entró, sin pedir permiso. La encontró dormida en aquel sofá y decidió no despertarla, jamás. Le robó ros...