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"El sacrificio de Alicia

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"El sacrificio de Alicia."

"Foto tomada por Dafne durante los viajes que hacían en auto las tardes de ese otoño, Ali y ella eran las únicas despiertas listas para molestar a los chicos para que no se pierdan el anochecer."

Día 2,887.

Sábado- 15-10-2016.

Rubí...

Ali salió más temprano hoy, a su lado izquierdo un grupo de chicos de aproximadamente veintidós años haciendo burlas a su amiga de toda la vida, de su lado derecho una rubia y morena de la misma edad haciendo drama. Personas muy diferentes pero unidas para apoyar en todo momento a su impulsiva pelinegra.

Alicia era la persona que más admiraba en el mundo, mi mayor ejemplo a seguir y es que había dejado tanto y había dado tanto por nosotras. Su banda, sus amigos, hasta se había distanciado de Dafne y Adamaris porque nosotras requeríamos la mayor parte de su tiempo y el trabajo la otra poca parte que quedaba. Las visitas de January al hospital le quitaban esfuerzo y dinero, dinero que no teníamos, Jany no trabajaba debido a su Viernes y una niña de doce años no podía conseguir trabajo de este lado de la ciudad, lo único que teníamos era lo que Ali ganaba en su puesto de mesera de una cafetería.

Sin embargo, el dinero nunca nos hizo mucha falta, no éramos ricas pero teníamos lo justo. Fue así hasta hace unas semanas que recetaron nuevos medicamento para Jany. Mi Pingüino me decía que no me preocupara, que todo saldría bien, que ella se encargaría de todo. Sin embargo podía escuchar los angustiados sollozos que se le escapaban cuando creía que estábamos dormidas, nunca la vi llorar, solo podía escucharla. Desde que mamá falleció ella solía esconderse al hacerlo para que nadie pudiera verla, eso era de lo poco que no ha cambiado en la que alguna vez fue una chica feliz y completa.

Ali tenía la costumbre de bajar durante las madrugadas de insomnio a preparar café, prender la radio, subir ligeramente el volumen y dejar que los dolores se le perdieran entre las notas, supongo que así podía pasarlos con mayor facilidad, pero hace semanas que se escabulle por las noches y las lágrimas aun no le paran. Pingüino está rota y no quiere que nadie se dé cuenta, pero la he descubierto y me duele no saber cómo ayudarla.

Me saca de mis pensamientos el sonido del teléfono así que corro a contestar para no despertar a January que se quedó dormida luego de que Viernes llegara a visitarla por la mañana.

-¿Bueno?

-Pingüino, linda. Habla Ali.

-¿Qué horas son estas de comunicarte, mujer? Debiste llegar hace buen rato ¿Dónde te metiste? Me asuste- La regaño.

-Lo siento, cielo. Tuve que hacer una parada pero ya voy hacia allá.

-De acuerdo, calentare la cena. Te amo.

-Te amo más- concluyó para después colgar.

Bajo las escaleras para calentar la cena y llevar la tetera de agua para el café de Alicia, a nadie más que a ella le gusta, sin embargo es capaz de acabarse todo ese café de una sentada. Subo de nuevo las escaleras para despertar a mi hermana, por suerte ya se encontraba mejor, al parecer Viernes se había ido. Juntas bajamos a poner la mesa. La puerta de la entrada se abre dejando ver a Pingüino con sus botas negras de siempre y su ropa holgada.

-Hola, pingüinos.

-¿Qué diantres, Alicia?- dice Jany al verla.

Saliendo de mi estado de mi desconcierto puedo verla mejor, su cabello negro y enmarañado que siempre traía suelto por debajo de la cadera y que tanto adoraba, ahora apenas y le rozaba el final de la oreja. Lo vendió, lo vendió por nosotras.

 Lo vendió, lo vendió por nosotras

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