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"La sonrisa de mi princesa"

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"La sonrisa de mi princesa"

"Foto tomada por Ariel un extraño día donde Rubí es feliz y Alicia se ve más viva que nunca, quiso atesorar ese recuerdo porque le gustaba ver a sus chicas alegres."

Día 3,084.

30-10-2018.

Alicia...

Rubí había despertado muy sonriente, January llevaba en el psiquiátrico poco tiempo, sin embargo, los doctores decían que debía quedarse ahí poco más de un mes para tenerla en observación. Mi pingüino no podría haber estado más alegre con esa noticia.

Hace mucho tiempo que la relación de las hermanas recayó notablemente, ocurrió una tarde que Viernes llego de visita, ese día termine inconsciente en el suelo de la sala, Rubí creyó que no volvería a verme jamás y si soy sincera, yo creí lo mismo.

Desde ese día la pequeña, ya no tan pequeña, apenas puede ver a su hermana a los ojos.

-Prepararé panqueques, ¿gustas?

-¿Lo dudas?- me contesta la pecosa dejando de ver el libro que le leía anteriormente, mujercitas.

Bajo a la cocina para poner la cafetera y preparar el desayuno, se notaba una tranquilidad en el ambiente que hacía años no notaba. Prendo la radio para poner música un bastante más alto de lo que la podía oír cuando January está aquí, ya que le disgusta el ruido.

Rubí baja las escaleras dispuesta a ayudarme a cocinar, pero se que en realidad sólo se parará a mi lado a observar y robar trozos de todo lo que sea comestible. Pasamos el momento entre risas y bailes extraños.

-¡Deja ese celular, mujer!- le digo irritada de que me ignore.

Ella sólo me saca la lengua para seguir mandando mensajes, seguramente es Ariel.

-Tu novio puede esperar, pingüino.

-¡No es mi novio!

Le arrebató el celular de las manos para comprobar que si hablaba con él, "Te invito a casa, estoy aburrida" le escribo.

-¿Qué le has puesto?- me dice la adolescente de catorce años asustada que ya era más alta que yo varios centímetros.

- "Las chicas se han ido, tengo casa sola" y lo acompañe con un diablito morado- le cito el falso mensaje a lo que me mira aterrada- es broma, ¿cómo crees que le voy a poner eso? Le dije que viniera.

Oigo el timbre de la puerta a lo que ella va a abrir. Lo invitó a comer con nosotras éste acepta sonriente, era un chico muy amable y caballeroso, parecía querer mucho a mi pequeña.

-Oye, Ariel. Tengo una duda.

-Dirá usted...

-¿Te pusieron ese nombre por la sirena o por el detergente?- le preguntó recibiendo sus carcajadas y un regaño de parte de la chica a mi lado.

Veo la manera en que esos dos se miran y solo puedo pensar en mi January. Me dirijo a la sala a terminar mi libro dejando a los chicos en la cocina que se han ofrecido a lavar los tratos, Rubí sólo lo hace porque está él aquí, ella ni loca toca un plato a menos que sea para comer.

Comienzo la lectura viendo de reojo a los chicos cuidado que el intente sobrepasarse para cortarle la mano.

-Alicia es genial- le dice Ariel a la chica que seca los platos a su lado, el le había tomado un increíble cariño a la pelinegra en esos dos meses, era la hermana mayor que tanta falta le había hecho.

-Lo es, ella a cuidado de mi la parte más importante de mi vida.

-Debes quererla mucho. ¿Cuántos años tenías cuando la conociste?

-Cinco. No sabría qué hacer si ella me hiciese falta algún día- concluye para luego seguir limpiando entre risas.

Veo su intercambio de risas a lo lejos, mi pingüino está mucho mejor así, sin los viernes arruinando su día, sin January con ella. La sonrisa que tiene ahora, es una que nunca se le ve cuando su hermana está en casa, es la sonrisa de mi princesa. Por más que intento, yo no puedo pensar igual, pero mi Rubí está mucho mejor sin ella, sabré acostumbrarme. Sin embargo, aún me marea la sola idea de imaginarme sin mi Jany, de ver el lado izquierdo de mi cama solo, de saber que Rubí está creciendo y yo cada vez estoy más incompleta.

 Sin embargo, aún me marea la sola idea de imaginarme sin mi Jany, de ver el lado izquierdo de mi cama solo, de saber que Rubí está creciendo y yo cada vez estoy más incompleta

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