CAPÍTULO 16.

293 50 12
                                    

Joe aún no comenzaba a hablar y yo ya estaba a punto de llorar, en verdad me dolía por que imaginaba miles de cosas de las que me podría estar ocultando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Joe aún no comenzaba a hablar y yo ya estaba a punto de llorar, en verdad me dolía por que imaginaba miles de cosas de las que me podría estar ocultando.

—Anie, claramente no estoy orgulloso de esto, pero tengo que decírtelo.

Permanecí en silencio y lo observé por varios segundos, no dejaba de mirarlo solamente quería que me dijera todo de una vez por todas.

—Te amo, Anie. Y no quiero perderte, quiero que sepas que fue un error, que no significó nada para mí.

"No significó nada para mi" con eso ya me decía muchas cosas, quería salir corriendo de ese lugar, llorar y decirle a mamá que la necesitaba conmigo, pero quería ser fuerte y escuchar lo que Joe tenía que decir.

—Que necesito decírtelo para que después no sea peor, pero te amo, te amo con cada parte de mi ser...

—Joe, al grano. Ya dilo.

—Ester ... bueno ...— claramente estaba nervioso, cómo si aquello que iba a decir dependiera de su vida, no tenía las palabras exactas para decirme lo que pasaba. — vino a mi casa, por qué no le contestabas. Ella se encontró muy triste por qué había terminado su relación con Andry ... y ... Ester me ... Ester me besó.

" Ester me besó." Tres simples palabras, que destrozaron aquellos dos meses más lindos de mi vida. Tres simples palabras que destrozaron mi corazón en mil trozos.

¿Que se supone que debería de hacer cuando mi mejor amiga besaba a mi novio? ¿Llorar? ¿Terminar?

—¿Pasó a algo más?

—No. Por supuesto que no.

—¿Te quitaste?

—Anie ... yo ... no reaccioné al instante.

Si, como si fuera tan fácil creer eso. Como si simplemente moverse unos cuantos centímetros fuera tan difícil.

—¿Por qué, Joe? ¿Por qué lo hiciste? —Mis ojos no soportaron más, salieron las lágrimas hasta que sintieron que podían acabarse.

—Anie ... no fue mi intención. Fue muy rápido, quise hacerlo ... pero Ester estaba indefensa y no supe que hacer.

—No justifiques tus actos con la tristeza de los demás, Joe.

—Anie ... por favor. No me dejes, no significó nada, te lo juro. Es un grandísimo error solamente.

—¿Tan siquiera le dijiste que éramos novios?

—¿" Éramos"? Anie ... no digas eso.

—Tengo que irme. —Dije levantándome. Joe se levantó enseguida, tan rápido que se olvidó de su operación, hizo un gesto de dolor, pero no le importó, me tomo del brazo y dijo:

—No me dejes, por favor.

Pude notar cómo sus ojos estaban llenos de lágrimas, noté como su mirada me demostraba todo su arrepentimiento, pero aquello no sería algo que se me olvidaría tan fácil, solamente necesitaba pensar...

999 trozos.[DISPONIBLE EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora