CAPÍTULO 18.

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El mar estaba tan calmado que no se podía percibir casi ningún ruido, estaba por oscurecer muy pronto y ella solamente decidió adentrarse al mar, sin más

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El mar estaba tan calmado que no se podía percibir casi ningún ruido, estaba por oscurecer muy pronto y ella solamente decidió adentrarse al mar, sin más. Sin miedo.

—Ven, Joe. — dijo con su sonrisa inmensa que me fascinaba.

Me adentré al mar también, podía ver cómo las nubes se oscurecían cada vez más, y como el agua del cielo caía poco a poco. No dejaba de sonreír, nadaba y gozaba de aquellas gotas que caían en su cara, su cabello totalmente mojado y el agua llegando hasta su barbilla me dejaban ver lo perfecta que era de cualquier manera. Sus pecas y tus pestañas mojadas la hacían lucir tan naturalmente hermosa, amaba todo de Anie. Me hacía tan feliz.

Pero de pronto, el mar comenzó a enloquecer, las olas eran tan fuertes que en un par de segundos la alejaron de mí, podía mirar cómo entraba y salía de entre aquellas inmensas olas.

—¡Joe, ayúdame! —Gritó.

Quería nadar hacia ella, sacarla de ahí, pero no podía, mis piernas se quedaron inmóviles, hundiéndome en la arena. De pronto, bajo el mar, a lo lejos podía ver su silueta hundida, sin hacer ningún solo movimiento.

—¡Joe! —Escuchaba a lo lejos.

—¡Joe!

—¡Joe!

Me desperté sobresaltado, sudando y respirando agitadamente.

—Joe, tranquilo. Fue solo una pesadilla. —Me decía mi mamá mientras acariciaba mi cabello. — ¿qué haces aquí? Desperté y solamente te escuchaba gritarle a Anie, ¿estás bien?

Anie.

—Estoy bien, mamá. Solo fue un sueño horrible.

—¿Por qué dormiste aquí? Miré tu nota en la mañana.

—Mamá ... Anie no aparece, ni sabemos nada de ella desde ayer que se fue. Salí a buscarla, y cuando regresé estaba tan cansado que me quedé aquí completamente dormido.

—Ven, vamos adentro. Tienes que comer algo, ducharte y en cuanto termines salimos a buscarla.

—Gracias mamá.

Entramos y mamá ya tenía el desayuno listo, el olor inundaba toda la casa y hacía a mi estómago recordar que no había comido en bastantes horas. Desayunamos juntos y después cada quien se fue a alistar para seguir buscando. Al salir, mi mamá me abrazó.

—Vamos a encontrarla. —dijo con cierta esperanza y cariño.

Lloré, me desesperaba no saber nada de Anie, lloré todo lo que no había podido llorar la noche anterior, saqué mi enojo y mi tristeza, esto me carcomía por dentro, sentía que todo era mi culpa, pero en mi corazón sentía que Anie estaba sana y salva.

—Lo sé, mamá. —Sonreí sin fuerzas.

Miré mi celular para ver si no había noticias de ella en algún medio o si Lauren y Duncan me habían mandado un mensaje de texto, y solamente tenía un mensaje de Lauren diciendo:

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