CAPÍTULO 1.

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Me encontraba en mi habitación dándome unos últimos toques de labial rojo y poniendo mi cabello en su lugar el cual era un desastre total, tener el cabello en un término medio de chino y lacio era una tortura para mí

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Me encontraba en mi habitación dándome unos últimos toques de labial rojo y poniendo mi cabello en su lugar el cual era un desastre total, tener el cabello en un término medio de chino y lacio era una tortura para mí. Desde el piso de abajo escuché a Ester gritar:

—Vamos Anie, se hace tarde, no creas que te esperaré más tiempo.

—Ester, ¿podrías dejar de ser tan apresurada? Aún queda media hora para la fiesta, y llegamos en diez minutos, no sé porque tanto apuro. —Puse los ojos en blanco y guardé el labial en mi pequeño bolso de mano dispuesta a bajar.

En ese instante escuché un silencio profundo, y segundos después a Ester cerrar la puerta, y supe que tenía que correr, esa mujer jamás espera.

Corrí lo más rápido que pude para alcanzar a llegar, mi pie se dobló torpemente por aquellos tacones, pero no me importó, Ester ya había encendido el auto y estuve a nada de que me dejará en la calle.

— ¿Es enserio? Casi caigo de las escaleras por alcanzarte, no sé a qué se debe tanta prisa. —dije agitada.

—Si no me voy, jamás bajarías. —sonrió por lo bajo y encendió el auto.

Ester ha sido mi mejor amiga desde hace 6 años, desde que nos conocimos hemos sido inseparables. En el colegio nos ponían apodos por siempre estar juntas, pero nunca nos importó. Nos sentíamos como el ying y yang, Ester con su cabellera rubia y piel pálida, y yo todo lo contrario a ella. Aunque el destino a veces separa a las personas y nosotras dejamos de ir juntas a la universidad por tener diferentes ambiciones a futuro, nunca hemos dejado de procurarnos cada vez que tenemos tiempo libre, como hoy.

Se acerca Halloween y se organizó una fiesta para esta noche, Ester quería salir de su rutina ya que siempre está ocupada con la universidad y me convenció de ir, tal vez no sea mala idea después de todo.

Ester se adentró al enorme estacionamiento de aquella casa, por suerte, encontramos un lugar no muy lejos. La casa tenía una decoración excelente, realmente daba miedo con cada detalle color negro y máscaras por todos lados. Entraban y salían gran cantidad de estudiantes de varias universidades.

Miré qué Ester estaba igual de sorprendida que yo y dijo:

—Esto es grandioso, júrame que la pasaremos genial hoy. —Su sonrisa y sus ojos se iluminaron, realmente estaba emocionada.

—Si Ester, la pasaremos bien las dos. —sonreí.

— ¿Crees que Andry esté aquí? Necesita ver de qué se está perdiendo por no apresurarse a pedirme que sea su novia. —se acomodó su cabellera rubia y aquel vestido rojo que hacía lucir su excelente figura.

—Lo más probable es que sí, Andry y sus amigos jamás se pierden una fiesta. Y tú tranquila que tú eres la mejor de la noche, y si él no lo nota, otro más lo hará. —La tomé por los hombros para después darle un beso en la mejilla.

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