CAPÍTULO 26.

252 50 2
                                    

20 de noviembre de 2001

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

20 de noviembre de 2001

Hola, cariño.

Disculpa si tardé mucho en volver a escribirte, pero hay días en donde comenzaba a sentirme bien, y aún hay días en los que tiendo a hundirme, pero estoy bien, siempre mejoro.

Tengo dos cosas que contarte hoy, dos cosas que van de la mano. La justicia y el amor; dos simples cosas que todo ser humano necesita para sobrevivir en este mundo, dos cosas que tuviste sin darte cuenta.

La justicia es algo que todo mundo quiere, que no sea necesario pedirla si no que llegue sola, detrás de ella siempre hay algo malo, lo cual no es deseable para nadie.

Anie, quiero contarte que has tenido justicia, que todo aquel sentimiento de tristeza y remordimiento ha desaparecido de quienes más te queríamos, nuestros pensamientos solamente eran de amargura y miedo, todo eso se ha esfumado, hoy sentimos tranquilidad y felicidad de saber que nuestra lucha no fue en vano. Esa persona está pagando por lo que hizo y por lo que jamás volverá a hacer, ¿estas tranquila? Quiero pensar que esto ha servido para que descanses y puedas perdonarme. Siento que a eso te referías cuando apareciste en mis sueños, me dijiste que tenía algo que cumplir aquí, ya que lo cumplí, ¿puedo ir a verte pronto? Te extraño cada día más.

Sí, ya sé qué quieres que comience con mi definición de amor. ¿El amor? Todos dicen que duele, pero eso no es cierto. Perder a alguien duele. El amor es lo único en este mundo que no duele, los dos meses qué pasé contigo fueron los mejores momentos de mi vida, aunque fue muy poco, deseaba que la vida te dejara un poco más aquí conmigo, pero eras demasiado buena para estar en este mundo de sufrimiento. Me hiciste sentir amor como nadie jamás lo había hecho, yo solo conocía el amor de madre, que es muy distinto a lo que tú me hiciste sentir. Espero que el tiempo que pasaste conmigo te hayas sentido querida cada segundo, porque te lo juro Anie, di lo mejor de mí para que pudieras estar feliz. Por favor, si un día de estos voy a verte recíbeme con todo el amor que un día me tuviste, me dolería mucho verte de nuevo y que tengas algún rencor hacia mí.

Deja que nuestras almas se encuentren y vuelvan a ser felices como un día lo hicieron, que todo aquello que un día vivimos aquí se vuelva mucho mejor y lo disfrutemos al cien por ciento allá donde te encuentras.

Pero bueno, cuando quería hablar de amor, no quería hablar de nosotros, aunque fue lo más bonito que me pasó. Quería contarte algo que me sigo preguntando aún; si lo que sentí aquel día estuvo bien.

Siento que estoy cometiendo un error, aunque no estés aquí, me siento tan incómodo de que alguna otra chica se me haga atractiva.

En uno de los días que no te escribí, fui al lugar donde recurríamos ir y hoy te encuentras, como siempre pensé que era el único en aquella playa desierta, cantándole a las olas con mi triste llanto, las olas me calmaban, me hacían sentir que no estaba tan sólo en este pequeño pedazo de universo, de repente perdido en mis pensamientos y en mi llanto llegó esa chica ... Sin decir nada se sentó a mi lado y esperó a que dejara de llorar para poder hablar, obviamente al principio me asuste, después solo fue un pequeño momento de vergüenza por dejarme ver en aquel estado.

La miré y dudoso de si era real o era parte de mi mente que se negaba a estar solo, observé cada parte de su cara, tenía unos ojos verdes muy bonitos, su cabello era demasiado oscuro y su piel muy blanca, su sonrisa tenía hoyuelos, al ver que no dije nada, ella comenzó la conversación, me hizo entrar en confianza y me quiso hacer sentir mejor, después de una larga conversación en la que hubo llanto; me sentí liberado. Tal vez lo único que necesita era hablar con alguien y sacar todo el dolor que llevaba dentro.

No creas que te olvidé ni que te reemplacé, simplemente el hecho de recordarte dolía, y ya me había cansado de sufrir.

Pero en aquel momento me sentí confundido, ¿eso era realmente la vida? Todo era un caos hasta que ella me hizo ver lo bueno qué hay aquí, que no había por qué perderme en tu recuerdo y gastarme lo que me quedaba de vida pensando en ti, no en mala forma, sino que solo te recordara como una gran parte buena que tuve en mi vida, y es cierto, ¿no?

Bueno, realmente aún no estoy seguro, tengo mucho que pensar, no me gustaría por nada del mundo olvidarte.

En estos días he estado recordando que al irse me dijo "Ojalá coincidamos de nuevo, Joe" y presiento que así será.

¿Crees que sea mala idea volverla a ver? ¿Crees que estaría dejando atrás todo aquello que vivimos?

Dame una señal. Dime que lo que estoy haciendo no te molesta, que es lo que quieres, que vuelve a la vida y te recuerde con una sonrisa, no con llanto maldiciendo cada día el que no estés.

Te amare cada día y cada segundo de lo que me queda de vida, te lo prometo Anie, fuiste mi primer amor al que recordaré siempre con cariño, me enseñaste a amar y a ver lo bueno de lo que nos rodea.

Eres lo mejor que tuve, te amo por siempre y jamás dejaré de hacerlo.

Duncan me dijo que si sanará mi corazón, que la dejé entrar.

Cualquiera que lea esto en algún momento pensará que es absurdo o que estoy loco, pero solo espero tu confirmación, háblame o visítame en mis sueños de nuevo, necesito saber qué es lo que quieres.

Ah, por último, olvidé decírtelo.

Su nombre es Daysi, y sus abrazos son casi igual de buenos que los tuyos.

Ese es mi secreto por el cual me sentí un poco menos triste antes que Lauren y Duncan, aún no se los digo, pero comienzo a sentir que Duncan ya lo está descubriendo.

Lauren, Duncan, tú mamá y yo te extrañamos cada día, nos sigues haciendo mucha falta. Pero creemos que es momento de dejarte ir.

—Con cariño, Joe.

999 trozos.[DISPONIBLE EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora