Te Pusiste En Mi Camino

Capítulo trece: Silencio

Boruto asintió, dejando en claro su identidad. Sarada no podía creer que la persona que fue su primer amor, por quien hubiera dado el mundo ahora estaba delante de ella. Después de que ella lo consideró muerto, él estaba ahí. Ella sintió que estaba viendo a un fantasma. Fue como si los meses que pasó recuperándose no hubieran servido de nada. Su mundo volvía a depender de las palabras de aquel chico rubio.

-¿Dónde estabas?- Dijo Sarada con lágrimas en los ojos, peleando por salir. Le ardían los ojos, y tenía un nudo en la garganta horrible. Pero ella tenía que saber por qué la había dejado sola tanto tiempo, cómo había desparecido y dónde había pasado su tiempo.

-Sé que tienes muchas preguntas, pero ahora no hay tiempo, tienes que irte de aquí, el jefe quiere sangre Uchiha y te quiere a ti. Tienes que correr.- Dijo Boruto, seriamente preocupado por ella.

-¿Amor? ¿Quién? No puede ser... ¿Boruto?- Dijo Shikadai sorprendido, empujando unas cuantas ramas de los árboles.

-¿Entonces... ustedes son pareja? Qué bueno por ustedes. Recuerda lo que te dije Sarada- Dijo Boruto, bastante lastimado, pues él seguía enamorado de Sarada. No podía creer que en el tiempo en que él había estado arriesgando su vida por ella, ella hubiera encontrado a alguien más; él no podía creer que ese alguien fuera uno de sus mejores amigos. Sarada no podía creer que Boruto hubiera estado aparentemente bien todos esos meses yq eu nunca volvió, y que cuando lo hizo solo fue para traer malas noticias.

-Boruto... espera...-dijo Sarada sin esperanzas de detenerlo, ya que él estaba a unos pocos pasos de lo que parecía un portal, Sarada sintió que ese portal lo volvería a alejar de ella, pero sabía que tenía que detenerlo. Ella lo intento agarrar y al conseguirlo lo único que encontró fue la mirada fría de Boruto.

-Suéltame Sarada. Vete de aquí. – Dijo él. Sarada retrocedió unos pasos y observó cómo el entró por el portal y lo vio desaparecer.

Shikadai no sabía cómo reaccionar, su mejor amigo al cual él había dado por muerto había estado delante de él. Era el mismo chico que había lastimado a su novia, y ahora la veía bastante herida y vulnerable.

-Ven Sarada, vayámonos de aquí.- Él extendió su mano hacía ella, y ella la tomó. Comenzó a caminar en dirección a la aldea, pero ella dio una última mirada hacía el lugar dónde Boruto había estado, sabiendo que probablemente nunca lo volvería a ver. Shikadai sabía que si Boruto volvía a la aldea, él intentaría volver a ganar el afecto de Sarada, y él sabía que quería que ella fuera feliz, aún si no era con él mismo.

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Debo admitir que éste capítulo me doló escribirlo.