Capítulo I: El Experimento

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El cuarto espada a interrumpido el regreso de Orihime al mundo humano, dejando que se despida de una sola persona, su amor platónico, Kurosaki Ichigo. Al principio su ausencia no fue demasiado notoria, pero al paso de los días y la milagrosa recuperación del shinigami sustituto, explotó como la pólvora la traición de la pelirroja, quien fue acusada de irse con Aizen voluntariamente.

Mientras en el Hueco Mundo la de ojos grises estaba siendo presentada ante los espada y el nuevo rey del reino de los hollow, el ojiverde fue asignado como su custodio, al principio su relación era tensa, pero al paso de los días se fue volviendo más relajada, aunque la soledad de esa pequeña habitación la mantenía pensativa, melancólica, débil mentalmente. Al acostumbrarse a la presencia del arrancar la joven mujer fue ganando confianza, hasta el punto de hablar al frío Ulquiorra con toda naturalidad, esto le molestaba constantemente al cuarto, pero a su vez solía pasarlo por alto.

No por ello el inalterable espada dejaba a Inoue descansar, la mantenía ocupada con una serie de prácticas con pequeños hollow, descifrando como podía convertir a los 10 arrancar más fuertes en Vasto Lord según el deseo del señor Aizen, era una "mañana" típica en el desierto colindante con el palacio de las noches.

- Mujer, deja de jugar... activa a tus horquillas... tengo conocimiento de que tus Shun Shun Rikka tienen personalidad propia... - afirmó frío el hollow

- ¡Ha, si!, pero ¿cómo lo sabe joven Ulquiorra? - dijo la mujer

- La información que recabó el señor Aizen de la sociedad de las almas... hay algo que quiero saber, preguntar directamente será mejor... - dijo el ojiverde

- De acuerdo... Seis flores de Hibisco... lo repelo... - dijo la pelirroja

- ¡Hola Orihime!, ¿para qué nos llamaste? - dijo Ayame

- Soy yo quien los a llamado... mi nombre es Ulquiorra Ciffer... - redirigio la atención de los pequeños al espada

- Ulquiorra... ¿qué necesitas? - preguntó maravillado Tsubaki

- Pueden desafiar la muerte, pero ¿qué es lo que necesitan para desafiar el tiempo? - interrogó el hollow

- La mínima parte de lo que debemos rechazar... - dijo Shun'o

- Al decir "rechazar" te refieres a negar un evento hasta antes de que sucediera... - dice curioso el espada

- Básicamente... - responde Ayame

Ulquiorra se detiene a pensar un momento, mira el inmenso desierto, a la distancia un pequeño perro hueco, ladra, el pelinegro se acerca, el pequeño se queda inmóvil ante el ojiverde, entonces este le arranca un pedazo de su máscara al can, quien llora lastimosamente.

- ¿¡Qué hace!? - reclama molesta la pelirroja

- Escudo Sagrado de los gemelos, quiero que devuelvan la máscara únicamente... - explica el espada

- Eso lo hacemos diario... - dice Shun'o

- No, se trata solo de rechazar el evento, sino de dejar que ocurra y crear una nueva máscara... - dijo el ojiverde

- No estoy segura de que pueda, bueno en el caso de ese pequeño no creo que pueda dejar de restaurar la máscara rota, en lugar de crear una nueva... - explicó Ayame

- ¿Qué hay de mí? - preguntó el pelinegro

- ¿Usted?, es muy riesgoso... - dijo Orihime

- Analizando tus habilidades, al liberar mi reiatsu y restaurar mi máscara puedo evolucionar en Vasto Lord... - dijo firme el arrancar

- Pero... joven Ulquiorra... - dijo la pelirroja

- Restaura la máscara del hollow sí te hace sentir mejor... - comentó el espada ignorando la advertencia de la mujer

- Ayame es tu nombre, ¿verdad? - preguntó el pelinegro

- Así es... - dijo la pequeña

- Hablaré con el señor Aizen, para que me de un acceso limitado al hogyoku, para hacer un par de experimentos... antes de dar mi informe... Ayame y Shun'o restaure mi máscara para confirmar mis sospechas... - dijo el espada

Dudando de esto, Inoue se dispuso a curar primero al pequeño hollow, posteriormente al cuarto, quien la miraba con serenidad, pasó saliva la ansiosa chica antes de acercarse al arrancar, no tardó mucho en devolver su máscara a su estado de adjunca, le impacto ver como lucía Ciffer, sin expresión, sólo sus hermosos ojos verdes. El curioso caballero notó algo, pero no quiso decirle a la mujer, solo rompió nuevamente su máscara.

- Interesante... - expresó el espada

- ¿Qué es interesante? - le cuestionó la pelirroja

- Vámonos, te dejaré en tu habitación y más tarde te veré para la hora de la comida... - comentó ignorando la pregunta

La mujer lo siguió, tenía un nudo en la garganta por desconocer lo que había descubierto el pálido caballero, sabía que si el cuarto lograba su propósito el ex capitán sería casi imposible de detener, "si los espada eran poderosos, ¿cuánto lo era un solo Vasto Lord?", pensó asustada Orihime.

Con esa terrible idea en la cabeza se quedó la mujer en su pequeña habitación, mientras que el espada iba a su conferencia con el shinigami, este último quedó maravillado con el descubrimiento de Ulquiorra, por lo leal que esté se mostraba siempre le dio el permiso de usar el hogyoku bajo la supervision de Gin y la asesoría de Szayel Aporro Granz, para el pelirrosa iba a ser fascinante comprobar la teoría del ojiverde.

Así que se adaptó una sala para el experimento, en una pared se instaló una cabina de observación con un amplio ventanal, en esta máquinas de medición, monitores, impresoras, computadoras y cámaras se colocaron para llevar un minucioso registro de lo ocurrido, en otra pared se puso una vitrina con acceso al preciado hogyoku, a este solo tenía acceso Ulquiorra, limitado a solo un minuto por día, dos puertas una de entrada a la habitación y otra de acceso a la cabina.

Desde el descubrimiento de Ciffer hasta el término de la sala de experimentación sólo pasaron unos días, para Orihime fue una tortura sólo pensar, el ir y venir del ojiverde con sus alimentos la estaba volviendo loca, era demasiada su ansiedad, tenía que encontrar una manera de detener el experimento o en un caso más sencillo pero complicado a su vez, a Ulquiorra Ciffer.

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