Capítulo XXIX: Las lágrimas de un Amante

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Ulquiorra se lanzó contra el quincy quién no parecía inmutarse demasiado ante la destrucción de su plan, de la cúspide de su venganza, quizá intentó ocultar su mal estar, o no quería mostrar cuán molesto estaba por la intervención de los hollow, que como lobos sádicos se bañaban de sangre mostrando las manchas en sus afilados colmillos, era una escena irreal entre el blanco de las estructuras y las cenizas negras de la destrucción de los Vasto Lord.

Yhwach estaba furioso, pero sabía cómo controlar sus emociones, podía enfrentar al de alas negras con su espada, pero Ciffer no pretendía ensartarse en una pelea prolongada, el sustituto lo apoyaba haciendo retroceder al quincy, la victoria para el Gotei 13 ya no era algo imposible, los constantes ataques sorprendentemente coordinados del Vizar y el hollow lo estaban venciendo.

Entonces el grupo de exploradores se encontraron con la peliverde, aunque no era alentadora la imagen, era cruel, causaba náuseas sólo ver el estado de la arrancar, apenas estaba con vida, Cirrucci sólo se giró para evitar seguir observando semejante horror, el único que consiguió suficiente sensatez para recordar las instrucciones de Ulquiorra era Rudo Bone quién hizo sonar el silbato.

- ¿Pará qué es eso? - preguntó Yastura

- Pará avisar que la encontramos... - respondió el arrancar

Al escuchar el sonido, Tier y Aporro se apresuraron dónde les llamaban, a su vez Grimillow y Ulquiorra se disponían a hacer lo mismo pero cada uno fue detenido por un shinigami.

- A comparación de un shinigami médico mi reiatsu no es muy efectivo para curar heridas... - comentó Grimillow al rubio

La exuberante morena cuál minina daba lengüetas al ex capitán, como muestra de preocupación.

- Lo único que puedo hacer es evitar que mueras... - recalcó el de cabello celeste

- Aún así te lo agradezco... - dijo la de dama

Por su parte Ulquiorra miraba por el rabillo del ojo al sustituto, no era mala su combinación, seguramente pronto el par terminaría con el quincy, pero el alado no estaba motivado para seguir luchando.

- Ya encontraron a Neliell, es tiempo de que me vaya... - dijo el de cabello blanco

- ¡Los dos podemos acabar con él! - reclamó el muchacho

- Desde el principio te lo dije, no es mi problema, pero puedo hacer algo por tu espada rota - le mencionó el alado

El shinigami lo miró extrañado, entonces Ciffer le entregó su alabarda, usó sus alas para crear una tormenta eléctrica que mantuviera a raya Yhwach.

- Pero... - dijo el pelirrojo

- Está hecha de reiatsu puro, haz una infusión con tu espada y verás cuál es tu verdadero poder como Vasto Lord, como su nombre lo lleva, ahora desgarra la luna como el primer milenario lo hizo con la del Hueco Mundo... - fue lo que recitó el de ojos dorados

Con cierta duda el sustituto clavó la espada rota y la empuñadura al inverso de la lanza, estás se convirtieron en una nueva espada, era una hoja larga pero delgada, con una elaborada empuñadura que recordaba una constelación, la guarda era la silueta de una luna, de la katana se separaba otra espada corta, formando un extraño juego de dos espadas.

- Está es la forma de tu espada, esas garras que se aferran y destrozan la noche... - fue con lo que concluyó el de alas negras

- Gracias Ulquiorra... - dijo el shinigami

El pequeño diamante había desaparecido, su reiatsu había reparado la máscara sin que el humano se diera cuenta, el hollow dio media vuelta y se apresuró para ir con los arrancar, pero cuando llegó Orihime intentaba curar a la espada, sin embargo la mirada de sus compañeros no era de esperanza, se acercó a la de ojos grises.

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