Capítulo XXIV: La promesa que nos une

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En silencio caminaban Ulquiorra y Orihime, era una tensión ligeramente hiriente para el par, ninguno sabía que decir, era un sentimiento agridulce, esa ansiedad por culpa de la próxima despedida entre ambos, "¿cómo decir adiós?, cuando había tantas cosas que quedaban por decir, pero no tenían el valor de expresar el uno al otro", pensaron cada uno, finalmente llegaron al cuarto, esos minutos se habían vuelto largos como horas.

- Mujer, ven y descansa en la cama como solías hacerlo debajo de mis alas... - dijo el hollow

Se subió a la cama, se acomodó como era su nueva costumbre, cuál minino, extendió sus plumas a modo de invitación para que se recostara junto a él, debido a la presencia de sus amigos aquello le incomodaba un poco a comparación de antes, sin embargo, sabía que Ulquiorra era muy frío para hacer algo inapropiado, así que se acercó y se acostó junto al de pálida piel, este bajo sus enormes alas y la cubrió, era una sensación que a ella le gustaba, suave y confortable.

- ¿Por qué joven Ulquiorra quiere que este así con usted? - preguntó inocente la pelirroja

- Mujer, soy un Vasto Lord, no puedo salir del Hueco Mundo,  quizá no vuelva a verte, al menos quiero guardar en mi memoria este momento... - dijo algo melancólico el enmascarado

-  Puedo venir yo a visitarlo... - propuso la dulce chica

- Es peligroso para un simple humano venir a un lugar como este, aunque dudo que un hollow común venga al Palacio de las Noches con nosotros aquí... - pensativo le contesto el de cabello blanco

- Entonces joven Ulquiorra... - insistió la dama

- De acuerdo, estaré dispuesto a ayudarte siempre que vengas a visitarme... - aceptó sereno el de ojos dorados

- ¿Lo promete? - preguntó la mujer ruborizada con ojos cálidos

Ciffer recargo su máscara suavemente en la frente de la adolescente, ella se sonrojo más, a su vez sintió un nudo en el pecho por no poder tocar su rostro, su pulso se aceleró un poco.

- Lo prometo, y para que puedas regresar al Hueco Mundo usa la pulsera en tu muñeca (Ulquiorra coloca su mano sobre la pieza plateada), con ella desde ahora vas a adquirir la habilidad de abrir la garganta hasta el corazón de Las Noches... - dijo con voz suave el alado

La dulce e inocente chica pese a lo que había pasado entre ellos dos, sólo quería disfrutar de ese pequeño momento, lloraba por dejar atrás a sus nuevos amigos, como hubiera querido ver esos hermosos ojos esmeralda como la noche en que le entregó su corazón a Ulquiorra. Pará ambos ese pequeño pero tierno momento sello sus corazones, no necesitaban más que el uno al otro, por ese minuto se olvidaron que él era un hollow y ella humana, si Dios no juzgaba a esa pareja, no tenían que cambiar lo que eran para amarse, pero todo terminó igual que un sueño cuando llega el amanecer, quizás fueron un par de horas, tal vez sólo un parpadeo, sin embargo ese momento de felicidad se terminó cuando tocaron la puerta de la habitación.

- ¡Oye, Ulquiorra! - llamó una voz

El Vasto Lord reconoció a su escandaloso compañero.

- ¿Qué sucede Grimillow? - preguntó el de cabello blanco apenas enderezandose

- ¡Han vencido a Aizen...! - exclamó desde atrás de la puerta

Suspiró pesadamente el alado, la pelirroja aún soñaba en sus alas negras con una cálida sonrisa.

Vasto LordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora