Capítulo XXXI: Un rey en la casa del caballero

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Amaneció y cuando abrió los ojos estaba en su cuarto, se sobre salto, se sonrojo la pelirroja, miró alrededor, el hollow no estaba, tocaron a la puerta.

- Sí, ¡buenos días!... ade... adelante... - dijo nerviosa la chica

- Levántate a desayunar... - dijo frío, se dio la vuelta sin más explicación

Era sábado, sus clases empezaban más tarde, salía temprano, pero debía ir a trabajar, en especial ahora que tenía compañía en casa, se puso de pie, se estiró un poco y fue al comedor, dónde un elegante caballero la esperaba con la comida perfectamente servida, Ulquiorra había preparado todo, algo que le parecía inusual tratándose del exigente hollow.

- ¿Por qué no esperó a qué le hiciera el desayuno? - preguntó la mujer

- No eres buena en la cocina, además ya no estoy en el Hueco Mundo... - dijo el ojiverde

En algún punto le dolió aquel comentario, aunque casi ninguno de sus amigos disfrutaba de sus excéntricas comidas.

- Gracias... - dijo sonrojada la chica

Sin embargo el pelinegro no dijo una palabra, algo normal en él, la apurada estudiante salía de la casa, el inexpresivo caballero la acompañó hasta la puerta, era educado más no amable.

- Tiene poco que empezaron las clases en la universidad, siendo tan inteligente seguramente se pone al corriente rápidamente en cualquier carrera... - le sugirió la chica

- No me interesa estudiar, si en algún momento lo considero necesario, ya lo haré... - dijo el monótono caballero

No podía pedirle o exigir demasiado a ese hombre, era soberbio, suspiro la pelirroja, se despidió con una duda en mente: "¿qué va a hacer el joven Ulquiorra de su vida humana el tiempo que esté en mi casa?".

Una garganta se abrió a la mitad de la sala, salieron de esta Grimillow y Rudo Bone.

- ¿Qué tal te va cómo humano? - dijo burlon el ojiceleste

- Es una casa de un paje... - dijo el hollow

- ¡Ja, ja, ja!, pasaste del palacio a la caballeriza... - siguió mofandose el felino

- Señor Ulquiorra le traje toda su ropa y artículos personales del Hueco Mundo... - dijo Rudo Bone dejando un par de grandes baúles en la sala

- Gracias... - dijo sin emoción alguna Ciffer

- Y bien, ¿qué piensas hacer para dejar de vivir en la casa de un paje?, ni siquiera es digna de su nombre ("Hime", "princesa") - dijo más sereno el de cabello azul

- Convertirla en un palacio obviamente, pero para hacerlo los humanos trabajan... Tck, eso implica rebajarme... - dijo algo molesto el pelinegro

- Algo, aunque ¿piensas meter a un montón de humanos a este lugar para convertirlo en tu castillo? - preguntó el minino

- Lo haré yo mismo, me desagrada ya de sobra el ser humano y hacer cosas de uno como para involucrar más, pero debo adaptarme si quiero estar aquí... - dijo en respuesta el ojiverde

- Siempre puedes regresar, además estoy seguro de que las extrañas... - dijo frío Jean

- Siempre fueron parte de mí, es obvio que las extraño... - dijo el Vasto Lord tocando su espalda

- Estaré al pendiente, te pasaré a ver de vez en rato... - dijo más ameno el felino

- Gracias Grimillow... hay algo que quiero preguntarte... ¿pudo cobrar el favor que te debe Urahara? - cuestionó el pelinegro

Vasto LordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora