20. La flor de hielo.

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Las dos habían terminado el abrazo y se quedaron unos segundos viendo los cambios físicos tan diferentes de las dos, tanto tiempo y les costaba creer que en verdad se habían encontrado de nuevo.

— Han pasado ocho años y... —Adora se fijo en aquel ojo ciego y cicatriz en la mejilla de Catra. — ¿Qué ha sucedido?, ¿cómo te dañaron?.

— Esto —dejo su mano en la mejilla. — Bueno... No voy a mentir, los primeros cinco años fueron difíciles —dejo un gesto triste y una mirada caída. — Tanto tiempo sola me hizo experimentar muchos ataques de pánico que me dejaron autolesiones, en serio que no apreciaba la compañía hasta que la volví a perder —volvio a ver a Adora y su rostro cambio a uno preocupado. — Pero...

Catra se fijo en ese mar de cicatrices detras del cuello y cabeza de Adora.

— ¿Qué te hizo ese loco?.

— ¿Qué no ha hecho? —con molestia dejó una mano en aquellas cicatrices, parece que en el sueño el dolor no existe. — Me ha dejado en una celda durante ocho años experimentando, tratando de crear un chip para controlarme... Controlar a She-Ra —eso último lo dijo con gran molestia.

— Pero, ¿no han hecho nada las princesas? —la molestia también apareció. — Al final... ¿Ese era nuestro destino?, ¿ser encerradas en una celda para siempre?.

— Ojala pudiera darte una respuesta a ello, pero... —dejo ver una pequeña sonrisa y volvio a ver a la niña. — Me alegra saber que te ha ido bien teniendo su compañía.

— ¡Mami! —exclamo la niña, la cual se dio cuenta de la presencia de su querida madre y empezó a correr en direccion a las dos.

— Ya veo que conociste a Aratra —dijo con una pequeña sonrisa Catra.

— Sí —confirmó con una sonrisa y limpiando las últimas lagrimas que salían. — Es una niña algo rara, pero tierna —menciono antes que llegará con las dos.

La niña se abalanzó sobre Catra abrazando una de las piernas y luego señalando a Adora con gran emoción.

— ¡Es ella! —la alegría casi no cabe en ese rostro. — ¡Es She-Ra!.

Catra y Adora empezaron a reír, la felina revolvió los cabellos de Aratra y está se separó.

— Aratra —dijo con una sonrisa melancólica y arrodillandose enfrente de la niña. — ¿Recuerdas esa historia que te conté antes de dormir?, ¿de la pareja de Adora?.

— ¿Sí? —la confusión apareció en su rostro.

— Bien —volvio a ver un momento a Adora y regreso la mirada con su hija. — Yo era su pareja.

Un cóctel de asombro y confusión apareció en el rostro de la niña, que iba viendo a Adora y Catra varias veces dejando al final la mirada en Adora.

— Entonces, She-Ra es... ¿Mi papá? —cuestionó sin entender bien como ordenar esa nueva información.

— B-Bueno —Adora dejo ver una sonrisa y tono de voz nervioso. — Es complicado, se podría decir que tienes dos mamás... No sirvo para los niños —susurró eso último.

La felina no podía evitar reírse.

— Está conversación la podemos tener en otro momento.

Catra se levanto y se fue a la par de Adora.

— Yo me gane el titulo de madre, ahora tu eres el padre —le susurró en tono burlón.

— Cállate, ¿enserio no le dijiste nada de... Ya sabes? —tambien susurró algo molesta.

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