Sucesora

30. El poder de Aratra.

— ¡Jeje!, parece que tus planes han cambiado —Adora fijo la mirada en la niña con una confiada sonrisa. — Hagamos algo fácil, me dejas ir a por el corazón y nadie en este planeta saldrá herido.

— ¡Ni en mil años!, ¿cómo tienes el coraje de usar a mí madre en mi contra? —reprocho repleta de enojo.

La niña sin saber que hacer exactamente. Con sus poderes congeló a She-Ra, corrió, tomó la mano de Frosta y casi arrastró a la princesa para que la siguiera.

— Ayúdame con esto —dijo mientras empezaba a crear detrás de ella un muro de hielo.

Frosta hizo caso a las palabras de la niña y apoyó el crear un muro de hielo que extendieron por todo el pasillo hasta la salida del mismo.

— ¡Ufff!, eso nos debería de dar algo de tiempo —el cansancio es notable en su voz.

La niña notó a las dos hechiceras, tiradas en el suelo inconsciente. Cosa que le hizo preocuparse y acercarse a curar a Castaspella.

— T-Tranquila, no estamos muertas —dijo adolorida Castaspella y volviendo a ver a Aratra.

— Aún —añadió Shadow Weaver.

— Ni se pueden poner de pie, no mientan, sólo... Déjenme curarlas —dejo una mano sobre el hombro de Castaspella y Shadow Weaver, era una curación muy corta.
— ¿Qué hizo She-Ra para poder pasar?.

— ¡Ahg!, fue mi culpa —dijo repleta de furia Frosta. — Se concentró en dejar fuera de la pelea a las dos y luego escapar, solamente debí bloquear el pasillo.

Otro impacto hizo que el edificio temblara.

— No hay mucho tiempo —dijo preocupada la niña. — Afuera me están esperando y Adora tiene la llave.

— ¡¿Qué?! —exclamó repleta de sorpresa Castaspella.

— Luego hay tiempo para explicar.

La niña volvió a ver la pared que Adora había derribado, observando el exterior, un campo de guerra: Naves tratando de atacar el lugar y siendo derribadas en el intento, además, robots tirados en cápsulas que algunas lograban llegar a tierra y los que salían luchaban contra algunos soldados y otros contra las princesas.

Nuevamente, otro temblor sucedió.

— ¿Cómo se sienten? —cuestionó preocupada.

— Mejor que antes —respondió Castaspella, la cual se levantó sin mucho problema, igual Shadow. — Ustedes vayan a ayudar, nosotras nos encargamos de esto.

— ¡No! —exclamó irritada. — Mi deber al llegar era que nadie muera, solamente necesito ir un momento con las princesas y probar mi plan, luego me encargaré de evitar que Horda Prime consiga el poder del corazón, ustedes no tienen nada que ver en esto... Este es mi destinó no el suyo.

Aquella determinación en las palabras y mirada de la niña dejaron algo confundidas a las tres.

— Lo terca de Adora y el ingenuo de Catra—dijo Shadow Weaver con un tono melancólico. — Que recuerdos me traes, bien, si vas a ser tan terca como Adora, mejor que sea rápido.

Otra sacudida.

— Entendido, ustedes pónganse a salvo —volvió a ver a la princesa. — Vamos.

Las dos abandonaron a Castaspella y Shadow Weaver, las cuales se alejaron de aquella zona, donde cada vez se escucha más los intentos de salir de Adora.

— Espero que este segura de esto —dijo desconfiada Castaspella.

— Parece que no has entendido lo que ella es en verdad —su tono de voz incrédulo, molesto algo a Castaspella.