36. El fin de un imperio.

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Nuevamente la niña evito que el emperador hablara, rodeando su boca con una ajustadas raíces, al igual que sus extremidades.

- Tu imperio... Tirado todo ese esfuerzo, por una simple mocosa -dejo ver un rostro repleto de confianza, mientras Horda Prime solo se deja ver asustado. - Seguro piensas que te voy a matar, pero, no voy a caer en algo tan simple, creo que te mereces experimentar el dolor que le has provocado... No solo a Etheria, si no al universo entero.

La niña se quedó al frente de Horda Prime.

- Deseabas que todo el universo fueran una telaraña y que tu fueras el centro donde todo se conecta -dejó un gran bloque de hielo bajo sus pies, para estar cara a cara con Horda Prime. - Bien, ahora... -dejo una mano en la frente de Horda Prime. - Quédate atrapado en tu destrozada telaraña, sólo.

Los ojos del emperador perdieron el color, su cuerpo empezó a verse tenue hasta desaparecer por completo y formarse a cambio una esfera con un tenue brillo verde claro. La esfera era el alma del emperador, algo que la niña podía hacer desaparecer con un simple pensamiento, pero, a cambio, recogió la esfera y la dejo sobre su mano derecha, tiene mejores planes para él.

- Bueno, supongo que toca volver a la realidad -dijo algo deprimida, recordando el gran daño en Entrapta. - ¿Qué rayos tendré que decir para que me perdóne?

La niña cerro los ojos y, al abrirlos, observo que volvió a la sala: Ella de pie con la esfera aún en la mano y Adora tirada en el suelo.

- Tranquila -susurro con una leve preocupación y se arrodillo al frente de She-Ra.

La niña dejo una mano detrás del cuello de Adora, dejando salir una gran cantidad de magia que sobrecargo al chip y, con sutileza, lo quito del cuello.

- Ya eres libre...

Aratra se levanto y hizo desaparecer el hielo que cubría toda la sala. Escucho unos murmullos de su madre, irreconocibles.

- No te esfuerces, mami, descansa... Pronto volveré.

Aratra estaba por irse, pero, observo como su madre se levanto con algo de dificultad y quedo sentada en el suelo.

- Aratra, necesitas lo que falta del corazón -dijo adolorida por aquella simple acción.

- No, quédate aquí, luego resolveremos ese problema... Además, no creo que puedas aguantar tus heridas sin el poder.

Adora dejo de ser She-Ra, pero, aún tiene el brillo del corazón presente.

- No quiero que nada malo te pase, además, Razz había predicho mi muerte hace años.

- Supongo que algo sí murió dentro de ti -dijo eso, no de mala manera, sino al percatarse de algo.

Adora observo como Aratra se acerco a recoger algo del suelo, era la espada de She-Ra.

- Yo creo que Razz utilizo las palabras equivocadas -se quedo al frente de su madre y le entrego la espada.

Adora observo la espada con el filo casi inexistente con una mirada asombrada, ni teniendo la espada en mano se repara el filo, intenta con todo lo posible transformarse en She-Ra. Pero, aún teniendo el poder del corazón dentro de ella, no es aceptada, en verdad algo dentro de ella la murió y la abandono para siempre.

- Mira tus heridas.

Adora hizo caso al comentario de la niña, observando que las cortadas o quemaduras no parecen sanarse por si solas.

- ¿She-Ra murió? -cuestiono muy extrañada.

- Murió manteniendo con viva a su usuaria durante todos estos años, durante estas ultimas batallas, evitando el control total del chip a tu mente -se arrodillo al frente de su madre, compartiendo miradas las dos. - No hagas que ese esfuerzo no haya valido la pena -dejo ver una pequeña sonrisa. - Además...

SucesoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora