"En la casa se está bien. Llegaremos enseguida" Lucia intentó tranquilizar a la chica, insegura de que más hacer. Ella y Valentina intercambiaron miradas y Valentina suspiró pesadamente. Esto ya estaba empezando a ser señal de un día muy largo. Condujo hasta el aparcamiento del piso, aparcó y salió del coche, sin preocuparse de esperar a las otras chicas
Subió las escaleras, suspirando una vez que llegó a la planta que quería. Ellas accidentalmente habían dejado la puerta abierta así que Valentina se deslizó dentro del piso rápidamente, dejando su calzado cerca de la puerta y yendo directamente a su cuarto.
La chica de ojos azules se cambió la ropa por unos pantalones deportivos y una de sus camisetas favoritas. Se recogió el pelo en un moño desordenado y se quitó cualquier resto de maquillaje de su cara. Se miró durante un tiempo en el espejo para mirar su apariencia antes de bajar las escaleras.
Lucia y Juliana no daba señal de donde podían estar, pero Valentina sabía que estaban en casa ya que vio sus calzados cerca de la puerta. Se dijo a si misma que no le importaba lo que estuviesen haciendo y se dirigió a la cocina.
"Nooooo."
Valentina dejó de mirar el refrigerador cuando oyó la voz de Juliana proveniente del piso de arriba. Por mucho que quería ver que estaba pasando se forzó a ignorarlo y agarró dos pedazos de queso de la estantería antes de cerrar la puerta de la nevera.
Hubo un jaleo en el piso de arriba, junto a puertas que se abrían y se cerraban y Valentina zumbó para ella para intentar aliviar el escándalo que había. Puso una sartén en la vitrocerámica y esperó a que se calentase. Justamente cuando sacó el pan de la despensa escuchó pasos provenientes de la escalera.
"Hola." Juliana sonrió quedándose de pie en la cocina, en frente de Valentina. La ojiazul se giró a ella. El aliento se le quedó atrapado en la garganta cuando vio a la chica que estaba en frente de ella. Juliana estaba llevando otra de las camisetas de Valentina que le llegaba hasta la zona media de los muslos. No llevaba puestos ningunos pantalones o calcetines o zapatos. Valentina notó el vendaje en sus pies, el cual asumió que Lucia había cambiado.
El pelo de la chica latina estaba mojado y puesto en un intento triste de un moño. Todavía había algunos mechones de pelo sueltos que le colgaban y le caían por la cara. De alguna manera se hacía ver adorable. Adorable. Valentina se maldijo por usar esa palabra.
Antes de que Valentina pudiese decir nada, Lucia apareció corriendo bajando las escaleras con unos pantalones de pijama de Valentina.
"Has olvidado esto." se los entregó a Juliana, quien los estudio por unos momentos. Lucia vio la mirada cuestionaste que Valentina le estaba dando y se mordió el labio. "Insistió en llevar tu ropa, no sé." Lucia se encogió de hombros.
"Oh." balbuceó. Juliana se puso la prenda de ropa y dio unas palmaditas en aquel material blando.
"¿Qué te tomó tanto tiempo?" La ojiazul preguntó intentando ignorar el sentimiento que era derivado en su estómago al ver a Juliana con su ropa.
"Bueno, descubrí que se puede duchar por su cuenta." Lucia asintió y miró hacia Juliana quien todavía seguía acariciando el material peludo de sus pantalones de pijama. "Lo que es una cosa buena, supongo." se mordió el labio y estudió la cara de Valentina.
"Agradécele a Dios por eso." Valentina sacudió su cabeza. Ella todavía seguía completamente confusa con todo lo que estaba pasando en los últimos dos días. Un ruido las sacó de sus pensamientos y ambas, Valentina y Lucia giraron sus cabezas. Juliana estaba en frente de la vitrocerámica con la sartén volcada ahora en el suelo.
"Quema." Juliana asintió una vez y señaló la sartén. Lucia y Valentina intercambiaron miradas.
"Bueno, diviértete con eso." Lucia guiño un ojo a Valentina. "Las chicas tienen que hacer deberes y no se pueden ocupar de esto." Valentina la fulminó con la mirada, pero Lucia ya se había ido por las escaleras antes de que está pudiese responder.
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YELLOW, BLUE & GREEN (COMPLETA)- Adaptación Juliantina
FanfictionPRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA "YELLOW" Valentina Carvajal odiaba a Juliana Valdés, simple y llanamente. Por supuesto, ¿quién podría culparla? Juliana había sido la que leyó los mensajes de texto privados de Valentina frente a toda la escuela en la caf...