CAPÍTULO VEINTIOCHO

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Definitivamente comenzaba a odiar este mundo. Nunca me ha gustado seguir las reglas, y por lo que parece, a Rossalyne, mi yo de este mundo, tampoco le agradaba que le dieran órdenes, mucho menos un castigo. Era algo que teníamos en común. Sin embargo, la idea de haber sido una soberana perra no me agradaba en lo absoluto.

Cada vez que indagaba en los recuerdos de este mundo me daban náuseas. Y ni hablar de que todos en el instituto me miraban como si fuese un plato de comida andante.
Tres chicos se me acercaron para preguntar si tenía algo que hacer después de clases. A todos rechacé.

Bufé molesta varias veces y seguí caminando. El director me había enviado como ayudante para la biblioteca. Una razón más para odiar este mundo. Nunca he sido fanática de los libros y no iba a comenzar a hacerlo justo ahora cuando tenía asuntos más importantes de los que preocuparme.

Jace había mencionado muchas cosas durante la mañana y pese a que me hacían sentido, no terminaba de aceptarlas. Aún tenía la extraña sensación de estar en alguna especie de sueño del que tarde o temprano iba a despertar.

De forma casi inconsciente caminé hasta el interior de la biblioteca. Apenas entré, mis ojos se dirigieron hacia una rubia cabellera.

—Eres Rossalyne Kenneth, ¿No es cierto? El señor Sánchez me dijo que vendrías.

—Claro —agregué sorprendida—. El castigo —esto último lo dije con total desinterés.
La rubia hizo una mueca de disgusto ante mi comentario. En ese momento recordé que Jace había mencionado que a Ever la encontraría en la biblioteca. También me había asegurado que aún no estaba despierta. Pero de igual forma quise intentar.

—¿Ever? —pregunté —¿Ever Faran?

La muchacha quedó por unos segundos en blanco.

—Alicia —me corrigió en cuanto recobró el control—. Alicia Roy.

Mencionar su verdadero nombre había provocado una escueta reacción, quizás si le seguía nombrando cosas de la Ever que yo conocía le ayudaría en su despertar.

Mi yo de este mundo tenía gran facilidad para expresarse. Era extremadamente desenvuelta, lo que significaba que ahora yo también lo era. Así que debía ponerme en modo Kenneth para conseguir que pasáramos tiempo juntas.

—¿Eres la encargada de la biblioteca? —pregunté con mi mejor sonrisa.

—No, nada de eso. Sólo ayudo en mis tiempos libres. Soy una estudiante igual que tú.

—Genial ¡Amo los libros!

A la chica se le iluminaron los ojos.

—¿En qué puedo ayudarte? —ofrecí.

—Cierto —soltó.

La chica era una versión mucho más simple de la Ever que conocía. Usaba un delgado suéter amarillo pálido con cuello en v y una blusa azul eléctrico debajo. Las gafas que usaba para leer eran bastante cuadradas y en un tono rosa casi transparente. Llevaba el cabello rubio suelto. Y se le veía muy bien cuidado.

<<¡Mierda! Soy un crítico de modas andante>> —me reprendí mentalmente.

—Puedes ayudarme a organizar estos libros. Llegaron esta mañana y recién voy en la primera caja. Debes agregarle un sato con código de inventario e ingresarlo en este programa de aquí. Luego los vas apilando sobre esta mesa y yo los acomodo en la estantería correspondiente.

—Claro, ningún problema.

Estuve ayudando a Alicia con los libros al menos unas dos horas. El ambiente en la biblioteca fue demasiado apacible. Como la mayor parte del tiempo que estuve fue en horario de clases, ningún alumno hizo acto de presencia. Así que cada vez que Alicia se acercaba por más libros para ordenar yo le comentaba algo o le hacía alguna pregunta para entra en confianza.

—Eres agradable —exteriorizó cuando terminamos de inventariar todo.

—También tú —agregué con una sonrisa—. Aunque hablo mucho. Lo siento por eso.

—No te preocupes —aseguró Alicia negando con la cabeza. —A la señorita Belli lo más probable es que le hubiese molestado. Para ser honesta, fue agradable tener con quién hablar. Me avergüenza confesar que tenía una imagen errada de ti.

—Lo sé —bufé —Soy la perra del instituto después de todo.

—La gente es muy mala cuando se lo propone.

—¿Tú crees? —pregunté.

—Mírame a mí —enfatizó Alicia—. Todo el mundo cree que soy rara por ayudar en la biblioteca.

—A mi no me lo pareces —añadí—. Eres agradable.

Por unos momentos me pareció ver una figura translucida moverse frente a una de las estanterías frente a nosotras.

—¿Estás bien? —preguntó Alicia.

—Sí, estoy bien –—aseguré—. Sólo me quedé pensando en algo sin importancia. Ideas locas en mi cabeza.

—¿Escribes una historia? —Quiso saber Alicia tomando una silla y sentándose frente a mí—. Porque a veces me pasa.

—Sí —agregué. No sabía muy bien cómo responder a eso, pero Alicia siguió parloteando por sí sola.

Nuevamente me pareció ver una figura translucida moverse frente a las estanterías.

—¿De qué trata tu historia? ¿Es de romance? ¿Fantasía? ¿Misterio?

—Fantasía —mentí—. Trata de... ¿Por qué no vamos por algo de comer? Tengo hambre.

Alicia aceptó y salimos de la biblioteca. En todo momento sentía que algo o alguien nos observaba. Por escasos segundos me parecía ver una figura traslucida alargada.

—¿Estás bien? —preguntó Alicia preocupada.

—Baja de azúcar —aseguré mientras daba una mascada a la barra de chocolate que acababa de comprar.

La chica me tomó del brazo y me acompañó hasta una de las mesas del casino.

—Lo siento, no lo sabía —se disculpó Alicia.

Le hice un gesto de que no se preocupara con las manos y di otra mordida al chocolate. Inmediatamente le ofrecí, pero negó en el acto. Definitivamente no es la Ever que conozco. 


Espero les haya gustado el cap. No olviden comentar.

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