Rain › დFARGEXBYდ || PAUSADA

ʚɞ~﹝⁴﹞~ʚɞ ᰪ corregido.

Sus compañeros de trabajo conocían la valiosa regla. "Día que comenzaba a llover estando en servicio, día que Alexby se retiraba temprano". No importaba si era muy urgente, él se iría y nada podía detenerle, bueno... tal vez si era demasiado urgente, podría pensarlo. Sin embargo, dado que ese no era el caso del día de hoy, reemplazó su uniforme de la ley por su ropa común y se abrigó. No se llevó su paraguas porque lo había regalado con anterioridad y aún no compraba uno nuevo.

Se calzó con sus amadas botas-que probablemente muchos de sus compañeros de trabajo han estado tentados de quemar para que no les abandone- y se retiró el lugar.

Su sonrisa se ensanchó al sentir las primeras gotas que retumbaron al caer sobre su casco.

—Eh, puedo aprovechar para encontrar insectos para Chupo.— Se dijo a sí mismo.

Comenzó a hacer el tonto saltando sobre cada pequeño charco que veía y se mofó un poco de los carros que salpicaban a algunas personas distraídas.

Sus pasos se detuvieron a un costado en donde visualizó una zona llena de piedras y sin pensarlo, se dirigió allí. Sus manos tomaron una piedra mediana, que apenas cabía en su mano con algo de esfuerzo. Sus atentos ojos viajaron a la zona, buscando algún insecto escondido.

Su atención comenzó a centrarse en su única misión, extrañado por no encontrar nada, más no preguntándose por qué ya no escuchaba el sonido de las gotitas sobre su cuerpo.

—¿Qué buscas con exactitud? ¿Un resfriado?.

—No, insectos feítos para Chupo.— Murmuró de cuclillas, retirando otra de las rocas con sus manos sucias.

—¿Tienes para mucho? Me empieza a doler el brazo en esta posición.— Fargan quería reír y de hecho lo hizo, internamente.

—¿Por qué te dolería el br-... ¡Tú!.— Se giró, encontrándose con esos profundos ojos amarillo. —¿Qué haces aquí?.— Sus manos se quedaron paralizadas a la altura de su pecho, como si hubiese sido descubierto en una escena de crimen.

—Eso me pregunto yo. Parece que lo hiciste apropósito... terminar justo en casa de mi vecino girando sus rocas en busca de insectos para tu rana parlante con nombre chistoso.— Agraciado, su sonrisa se estiró tanto en ese instante que dolió un poco.

Alexby se levantó, quedando en frente de aquél hombre. Su mano diestra se dirigió con torpeza hacia el soporte del paraguas, rozando su desastrosa mano con la suave y fría del contrario, cambiando la dirección del objeto para cubrirle a él.

—Lo siento... yo no lo sabía.— Para ese punto estaba mordiendo su labio inferior, avergonzado de la asombrosa coincidencia que le estaba tocando vivir.

—Nah, no te disculpes. De todas formas si supieses la clase de vecino que es, querrías hasta arrojarle esas rocas.— Le restó importancia el castaño. —¿Quieres pasar a mi casa a tomar un té? El clima empeorará...— Su mirada analizó el temporal.

—Mmmmnh... No, es decir... gracias por la invitación, pero no.— Su mano abandonó el paraguas. —Será mejor que me vaya de una vez.— ¿Por qué repentinamente se sentía tan caluroso dentro de su casco?.

—No puedes.— El cuerpo del más alto se tensó. —Me refiero... esto es tuyo, no puedes irte sin esto.— Se corrigió nerviosamente, extendiendo el objeto blanquecino nuevamente.

Alexby sonrió un poco.

—Quédatelo, yo estoy bien así.— Se excusó, dándole suaves golpecitos a su casco con su puño izquierdo.

—No importa, es tuyo y es lo que corresponde. Gra-...

—Guardemos los agradecimientos para otra ocasión. ¿Está bien?.— Se sorprendió hasta de sí mismo por sus propias palabras.

—¿Crees que habrá otra ocasión?.— El de abrigo rojo lucía curioso.

—Hombre, si hubo una segunda, siempre puede haber una tercera...— Sus piernas reaccionaron, tomando un poco de distancia bajo las gotas de lluvia una vez más.

—Me llamo Fargan...— Se apresuró a presentarse.

—...Yo Alexby.— Su presentación salió en susurros nerviosos. —Me... ya me voy, adiós.

No esperó respuesta, no esperó nada. Simplemente corrió como si su vida dependiese de ello muy lejos de ese lugar.

—¡EH! ¡TU PARAGU-...— Las palabras del castaño se vieron interrumpidas por una curiosa mancha de lodo en su mano.

Habría otra vez, lo presentía.