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Tener buenos sentimientos, buena cara, buen cuerpo, inteligencia... Nada sirve, nada funciona cuando no eres ella.

Y yo nunca seré ella.

Mna.n

—¿Realmente te importa lo que me suceda? —inquirió la princesa contrariada a su compañero

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—¿Realmente te importa lo que me suceda? —inquirió la princesa contrariada a su compañero. —Están a punto de arrebatarme todo por lo que trabajé.

—Sabes que no podemos intervenir, yo simplemente soy un vampiro.

•••


Horas tras las rejas le habían devuelto el ánimo que se le había arrebatado, aunque de una manera amarga. No se encontraba en un calabozo común, sino en una celda más sofisticada, y su estado de alerta aumentó cuando le ofrecieron agua que contenía sangre de vampiro. El líquido, frío y amargo, la sumió nuevamente en un sueño profundo.

Cuando despertó, los guardias entraban en su celda. La agarraron por los brazos y le colocaron grilletes en manos y pies. Alyssa se resistió con todas sus fuerzas, pero era en vano; la debilidad de la sangre de vampiro le impedía cualquier intento de escape.

A medida que la llevaban, la sorpresa se apoderó de ella al darse cuenta de que no la trasladaban a un calabozo, sino directamente al salón del rey. Los murmullos que se hacían más claros conforme se acercaban eran una señal del tipo de reunión que se llevaba a cabo.

—Padre, todos aquí sabemos quién es ella; sin embargo, nada asegura que sea igual que los demás... —Adam trataba de convencer a su progenitor, el rey.

—No eres quien para decidir lo que se hará o no con ella, y mucho menos para mirarme a los ojos cuando me hablas —respondió el rey, interrumpiendo al escuchar dos golpes en la puerta, que indicaban que Alyssa ya estaba allí.

—Vete —ordenó el rey a su hijo, quien obedeció sin antes lanzar una última mirada hacia Alyssa.

Alyssa fue arrastrada por dos guardias mientras entraba al salón. El rey, que hasta ese momento se había mantenido en su trono, descendió las escaleras con paso lento hasta quedar frente a ella. Su falta de miedo la irritaba aún más.

Odiaba a los lobos y su sentido de superioridad. Cuando una bofetada impactó en su rostro, tuvo que soportarla sin más. Provocar a sus captores no era una opción viable en su estado actual. —Lo mataré, lo juro —pensó con furia contenida. Pero no podía hacer nada, aún tenía que encontrar su sombra.

El rey la observó durante unos segundos sorprendido por su estado, y luego volvió a su trono. Tras un momento de silencio, habló con voz autoritaria. Ella aprovechó esos momentos para mirar más allá de su apariencia, necesitaba saber que querían de ella con certitud, pero lo que vió la sorprendió un poco. Acaso el rey ¿Sentía miedo y dolor en ese momento?

Oscuros: El Árbol Del Centro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora