No es necesario leer las demás para comenzar esta.
Reinos Fragmentados #2
En los desolados territorios cruzados, Alyssa, una oscura fugitiva, ha encontrado un breve respiro bajo la protección de una cruzada que une humanos y oscuros. Sin embargo, s...
Existe algo llamado autenticidad, pocos la poseen, muchos le temen en realidad. Ser auténtico implica despojarse de la máscara, mostrarse tal cual, sin temor a la crítica bárbara.
Es un acto de valentía, de esencia pura, una manifestación del ser, sin censura. No es solo ser diferente, es ser genuino, vivir y expresar la verdad, sin desatino.
Quienes la poseen brillan con luz propia, no buscan aprobación, no siguen una tropa. La autenticidad es la llave de la libertad, vivir sin restricciones, en plena claridad.
Muchos la temen, temen la vulnerabilidad, el riesgo del rechazo, la incomprensión de la sociedad. Prefieren ocultarse tras una fachada, adaptarse a las normas, en una vida enmascarada.
Pero la autenticidad es liberadora, sin duda, abre la puerta a una vida plena, que a todos ayuda. Es un tesoro raro, preciado y valiente, que solo unos pocos abrazan plenamente.
Mna.n
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—Se celebrará una cena con los enemigos —escuchó la princesa desde su asiento.
La idea de que los vampiros pudieran estar presentes la incomodaba, especialmente con la posibilidad de que su amigo pudiera verla ese día.
—Los lobos vendrán para las negociaciones del acuerdo de paz. Debemos unirnos en contra los brujos o, de lo contrario, invadirán todos nuestros territorios —continuó la voz que le hablaba.
En las últimas semanas, había escuchado de boca de su prometido que los brujos estaban planeando una revolución. Sin embargo, los temas monárquicos no eran de su agrado.
En tres días y dos noches, cenaría con los lobos.
—Regnum —lo llamó, esperando que se detuviera, pero él siguió su camino como si no la hubiese escuchado.
Agradecía que se hubiese alejado después de descubrir su punto débil. No obstante, cuando dejó de citarla e incluso mirarla, se sintió inquieta.
—¿Problemas maritales? —inquirió su madre.
—Nada que usted necesite saber —respondió antes de salir corriendo tras de él—. ¡Regnum, detente! —dijo sin importarle si alguien más escuchaba.
—¿Qué quieres? —le preguntó sin darse la vuelta.
—Has estado extraño —declaró la princesa—. Si es por... por mis alas —se detuvo al ver que él finalmente la miraba.
—¿Quién diablos es ese vampiro? ¿Es tu amante? ¿Desde hace cuánto lo ves? —arremetió contra ella—. ¡Y no pienses en mentirme! —exclamó al ver su rostro de sorpresa—. Pelea igual que tú —concluyó.
