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La lectura, como un delicado soneto, se convierte en la música de mis ojos, un himno de susurros que danza en el rincón más íntimo de mi ser. Las letras se transforman en notas, y las páginas en partituras que mi mente interpreta con pasión. Cada palabra escrita es una sinfonía, cada párrafo, un verso. Mis pupilas absorben este regalo de letras, y su fragancia llena el aire con el aroma de mundos desconocidos, de sueños, de conocimiento. El acto de leer es el canto de mi espíritu, la melodía que me transporta a lugares inexplorados.

Mna.n

Era 7

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Era 7

— ¿Quién eres y qué haces por estas tierras? — Ophelia se sobresaltó cuando la mirada de aquel sujeto se posó en ella.

La princesa no esperó respuesta alguna y asfixió al hombre que se encontraba allí. Si hubiese Sido mas débil, ella lo hubiese matado.

Tenía los ojos grandes, rojos y vibrantes. Era un vampiro, y no uno cualquiera. Se alejó lentamente, evitando cualquier contacto con él.

— Lo siento, señorita— dijo tosiendo. No conocía bien las habilidades de los oscuros, pero podían destrozarte por dentro, tomar tu alma y solo dejar un recipiente — He seguido a una presa hasta aquí. No estaba al tanto de que había cruzado la frontera. — Se disculpó el joven.

— No le creo. Sus tierras están bastante alejadas de nuestra frontera; para llegar aquí tendría que atravesar el territorio de los licántropos, y no creo que ellos estén muy contentos con su presencia. — Ophelia no le creía nada; él estaba buscando algo.

— He seguido a una presa, ya se lo he dicho — dijo mientras esbozaba una sonrisa. La princesa comprendió a qué se refería. Estaba buscando a un lobo.

A ella no le agradaba la idea de meterse en problemas, pero nunca fue muy querida por esos seres, y ellos tampoco eran bien recibidos por ella. Eran egocéntricos; los consideraba inútiles e ineptos. Los detestaba tanto como a sus padres.

— No debería tener la osadía de decir aquello a un oscuro. Tenemos acuerdos de paz en nuestros reinos — le dijo.

— Usted no parece muy conforme con ello — La miró mientras esperaba una respuesta, pero al ver que ella no era muy habladora, continuó — Mucho gusto, soy el príncipe Tristán.

— ¿Príncipe? — preguntó ella — No sabía que los vampiros se regían por monarquías a estas alturas.

— El rey vampiro tiene hijos; a nosotros nos llaman príncipes y princesas a pesar de que no seremos reyes predilectos. — dijo mirándola extrañado. Todo el mundo sabía que los vampiros tenían que luchar para ser alguien.

— Entiendo — culminó ella. — Mantenga su distancia, mísero esclavo— exclamó al ver que esté se acercaba a ella,

Se fue alejando poco a poco sin quitarle los ojos de encima. Podían compartir un enemigo común, pero no confiaba en él.

El vampiro levantó las manos y se alejó dos pasos antes de decir: — Si gusta, espero verla aquí mañana. Me instalaré por aquí cerca.

— Su reino no está cerca de aquí — le recordó la princesa. — y su presencia no es bienvenida en estas tierras— culminó.

El vampiro quedó perplejo. Una parte de su reino sí compartía terrenos con los demonios. Ella no parecía muy consciente de ello.

— Tenemos una base de entrenamiento a menos de un kilómetro; nuestras tierras están separadas por un bosque. — le dijo. — Compartimos un pedazo del árbol central — terminó.

Ella no respondió al principio, pero segundos después aceptó su invitación con un asentimiento. Era bueno estar lejos de casa unas horas al día. No perdía más que unas horas de entrenamiento, lo cual no necesitaba. Era una princesa, futura reina; nadie se atrevería a tocarla.

Esa noche lo pensó mucho. Si iba, podría meterse en problemas, pero si no iba, perdería a la única persona que no la conocía como una inútil; él no sabía quién era ella.

Era un vampiro, un enemigo, pero siempre estaba rodeada de personas que la detestaban. Tal vez él la querría por algún propósito ulterior, como descubrir secretos del reino, pero ella no sabía nada; él no podría extraerle información.

La mañana siguiente, se dirigió a la misma colina. Las vistas eran hermosas. El bosque era oscuro y espeso, y el amanecer le daba un hermoso tono anaranjado al cielo.

Cerró los ojos mientras el sol bañaba su piel y se recostó en el césped.

Esperó durante horas alguna señal de que el vampiro llegase, pero ya entrada la noche no supo de él.

Se levantó del suelo y se sacudió un poco de hierba que quedó en su vestido. Se dio la vuelta y ahí estaba él. Sus ojos brillaban más que el día anterior.

— ¿Por qué brillan tanto tus ojos? — inquirió.

— Nosotros somos seres de la noche; la oscuridad nos fortalece, al igual que a ustedes — respondió — Me gustan tus alas, son— lo pensó un segundo — gigantes.— culminó.

— No me gusta mucho la oscuridad — confesó —, prefiero más el día. — Dijo ignorando el comentario sobre sus alas.

— Ustedes son así. Son más fuertes de noche porque su habilidad son las sombras, pero prefieren vivir durante el día, a pesar de que, si hicieran lo contrario, serían más fuertes — explicó.

— ¿Te refieres a que, si duermo durante el día y vivo en la noche, seré más fuerte? — No era exactamente una pregunta, pero sí deseaba que le confirmara la información.

— No tienes por qué dormir durante el día, pero entrenar de noche desarrollaría más tus habilidades. — le dijo.

— Los oscuros no entrenan; no estamos en guerra. Solo los guardianes lo hacen. Y ni siquiera usan las sombras, solo cuerpo.

— Sin embargo, tú entrenas cuerpo y las sombras también — le dijo sin saber exactamente cómo funcionaban las sombras. Él no vio ninguna cuando ella lo estaba asfixiando.

— ¿Cómo lo sabes? — le inquietaba la inteligencia del vampiro.

— Vives cerca; de otra forma no hubieses venido. Eso quiere decir que vives en el centro, y quienes viven allí son los líderes o sus guardias. Siendo una mujer, dudo que te entrenen si eres hija de algún líder o un guardia de alto rango, por lo cual supongo que eres hija del rey, la heredera en todo caso. —Al ver la cara de asombro de la chica, él continuó —. Además, tienes los ojos de la realeza, tan oscuros que no tienen frontera con el iris, y todos saben que el rey, por primera vez, tuvo una única hija. — culminó.

 — culminó

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Oscuros: El Árbol Del Centro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora