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¿Escribes porque escribes o lo haces porque puedes? ¿Es la tinta que fluye de tu pluma una necesidad vital o simplemente un capricho del momento? Las palabras que tejen tus pensamientos, ¿surgen de un impulso irrefrenable o de la mera capacidad de plasmar ideas en el papel?

¿Rimas porque quieres o lo haces sin poderes? Las sílabas que se entrelazan en un ritmo melódico, ¿brotan de un deseo ardiente de armonía, o es un talento que manejas con indiferencia, casi sin esfuerzo? La musicalidad en tu verso, ¿es una elección consciente o un don innato que fluye sin restricción?

¿Bailas porque sientes o lo haces porque mueves? Tus pasos en la pista, ¿nacen de una pasión que quema en tu interior o son movimientos calculados que repites sin emoción? El baile que ejecutas, ¿es la expresión de tu alma o un acto mecánico que realizas por mera habilidad?

Mna.n

Era 9

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Era 9

— Eres una mujer casada y deberías comportarte como tal —la reprendió su madre con frialdad, su mirada implacable se posaba sobre Alyssa.

El odio que Alyssa sentía hacia su madre era casi palpable. Deseaba matarla, arrancarle cada gota de sangre y absorber todo rastro de poder que ella pudiera tener. Su corazón latía con una furia contenida, un fuego que parecía consumirla desde dentro.

— Sal de mi recámara — ordenó Alyssa con firmeza, su voz cargada de desdén.

Su madre, sin embargo, no se amedrentó. — Tu padre está muriendo, está en sus últimos años y aún no has dado un heredero — le dijo con un tono que mezclaba reproche y desesperación.

— ¡Yo soy la heredera! — exclamó Alyssa, levantándose de su asiento con una furia que apenas contenía.

— Tú no eres más que una mujer — sentenció su madre antes de dar media vuelta y salir de la habitación, dejando a Alyssa en un torbellino de emociones.

Regnum no quería verla, y ella estaba lejos de soportar su presencia. Se había recluido en la hostil torre que le habían asignado, limitando sus salidas solo a lo estrictamente necesario. Su rechazo a la intimidad con su esposo era total; ni siquiera había consumado la unión desde el matrimonio.

— Vamos a dar un paseo por el pueblo — propuso su amiga, que estaba presente en la recámara. Su voz tenía un tono que trataba de ser alentador, pero para Alyssa sonaba como un reproche más.

Alyssa la miró con desdén. La idea de mezclarse con la gente común le resultaba repulsiva. — ¿Mezclarme con esa gente? No, gracias — dijo con desdén.

— Entonces al menos intenta acercarte a tu esposo. No lograrás ser reina si no unes tu sangre con la suya — insistió su amiga, tratando de ser práctica.

— ¡Entonces ve y dile a mi esposo que me reciba de buen agrado! — le gritó Alyssa, su paciencia se estaba agotando.

Su frustración estaba al límite, y las constantes reprimendas de su madre solo empeoraban la situación.

— Aún tienes un poco de sangre de vampiro, Alyssa. Úsala a tu favor — sugirió su amiga, su voz baja y conspirativa.

Alyssa observó la botella de sangre de vampiro en la mesa. La sangre, que aún mantenía su frescura, le ofrecía una solución a su desesperación. Su mirada se volvió decidida. ¡Lo haría! ¡Ella sería la reina!

Esa noche, después de asegurarse de que la mucama se hubiera ido, se dirigió sigilosamente hacia la habitación de su esposo. El plan estaba en marcha. Disolvió la sangre en la bebida que Regnum solía tomar antes de dormir. Sabía que él estaría dormido durante al menos 30 minutos, lo que le daba el tiempo suficiente para ejecutar su plan.

Observó el cuerpo de su esposo mientras dormía, la respiración regular de él era un recordatorio de su vulnerabilidad. La unión que habían realizado años atrás aún perduraba, creando una resistencia en su cuerpo. Sin embargo, la promesa de poder y dominio era más fuerte para Alyssa.

El dolor fue intenso al principio. Su cuerpo se estremeció al sentir el intercambio, y su visión se volvió borrosa. Absorbió todo lo que pudo de su esposo, sintiendo cómo su propia fuerza se renovaba con cada gota de poder que extraía. Pero pronto, una sombra apareció, casi como un presagio de advertencia.

Alyssa se apartó rápidamente, el miedo y la confusión la envolvieron. Miró a su alrededor, buscando la fuente de esa presencia ominosa, pero no vio nada. La sensación de ser observada la aterrorizó y la obligó a salir de la habitación a toda prisa.

Mientras descendía las escaleras, el pánico la empujaba a moverse más rápido, pero el miedo a lo desconocido le dificultaba mantener la calma. El terror a lo que había visto y sentido la acompañó durante el resto de la noche, y su descanso fue inquieto y lleno de pesadillas.

Pasaron semanas sin noticias de Regnum. La incertidumbre la invadía, y aunque mantenía el secreto de lo que había hecho, se sentía en calma. La sensación de poder creciente era una recompensa constante. Con el tiempo, repitió el proceso con algunos aldeanos, extrayendo su energía y disfrutando del poder que le brindaba.

El padre de Alyssa estaba cada vez más enfermo, pero su deterioro era una oportunidad que no desperdiciaría. Una noche, entró en la habitación de su padre con un propósito decidido. La muerte de su padre, con el poder que aún conservaba, sería el paso final para asegurar su dominio.

Se movió con precisión, drenando cada parte vital del cuerpo de su padre. Observó cómo su fuerza vital se desvanecía y su poder se transfería a ella. No dejó a su padre en un estado de vacío; despojó su cuerpo completamente, dejando su figura seca y desmoronada, como pasto quemado.

Nadie cuestionó la muerte de su padre. Fue enterrado sin ceremonias grandiosas, y la espera del regreso de Regnum continuó. Sin embargo, la ausencia de Regnum no parecía importar ya a Alyssa. Si era necesario, drenaría hasta la muerte a cada uno de los presentes en el castillo y, finalmente, gobernaría la nación como estaba escrito.

Ser princesa le había proporcionado los medios necesarios para alcanzar sus ambiciones. El camino estaba claro para ella. Los sacrificios y la oscuridad que había enfrentado solo fortalecían su determinación. Su ascenso al poder estaba asegurado, y ningún obstáculo sería capaz de detenerla.

Oscuros: El Árbol Del Centro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora