¿Libertad?
¿Qué es la libertad para nosotros los poetas? ¿Qué es la libertad para aquellos que en lienzos se expresan? ¿Qué es la libertad para quienes con voces se liberan? ¿Y qué es la libertad para las personas que no tienen correas?¿Es lo mismo para todos? ¿Acaso todos somos felices con las mismas migajas de esperanza? ¿A todos nos sobra el orgullo? ¿Todos buscamos las mismas formas de liberación?
¿Qué significa ser libre para quien no vuela? ¿Qué significa ser libre para quien no respira? ¿Qué significa ser libre para quien sin poder, camina?¿Está acaso asociada la libertad con la falta de empatía? ¿Es seguro que todo se acabará algún día? ¿Estamos todos destinados a ser libres de
agonías?¿Es acaso ser libre, vivir sin reglas O es acaso no tener condenas? ¿Es ser libre mirar a todos lados O es acaso tener ojos cerrados?
¿Qué es la libertad? ¿Qué es eso que tanto buscamos? ¿Acaso ya lo tenemos y no lo sabemos? ¿Acaso hay que encontrarlo y no supieron esconderlo? ¿Es la libertad poder sentir o es la libertad no hacerlo?Mna.n
Alyssa caminaba de un lado a otro en la cima de la montaña, donde solía encontrarse con su amigo vampiro.
Su mente giraba con pensamientos de desesperación y frustración. Finalmente, se detuvo frente a él y, con un suspiro profundo, dejó escapar sus preocupaciones.
— No sé cómo hacerlo — la princesa se sinceró, su voz llena de incertidumbre.
— Olvida eso, Alyssa. No puedes pretender mandar en todo un reino sin recibir ese entrenamiento. Deberías conformarte con ser la esposa de un rey — Tristán trataba de hacerla entrar en razón, sus palabras resonando con lógica pero carentes de apoyo emocional.
— ¿Tú también estás con eso? ¡Él no nació en la realeza, él no es un príncipe! ¡Yo lo soy! ¡Soy yo la que debería ser reina! — se alteró la princesa al ver que ni siquiera su amigo apoyaba sus pensamientos, su voz elevándose con cada palabra.
— Sí, entiendo que pienses así, pero tuviste la desgracia de ser mujer — Tristán la miró con una mezcla de pena y resignación. — No puedes gobernar sola.
La ira de Alyssa se mezcló con la tristeza. Sabía que Tristán tenía razón, pero no podía aceptar su destino tan fácilmente.
Más tarde, durante uno de sus últimos entrenamientos con Tristán, las cosas se salieron de control. En medio de la pelea, ambos cortaron sus manos y las sumieron en un profundo apretón, intercambiando sangre y ella se desplomó, sumida en un sueño profundo.
Pocas horas después abrió poco a poco los ojos y su compañero la miraba fijamente, preocupado.
— ¿Qué me hiciste? — La princesa se despertó alterada, mirando a Tristán con desconfianza.
— No lo sé, una gota de sangre cayó en tu herida mientras peleábamos, y luego te dormiste — respondió él, desconcertado.
— ¿Tu sangre? ¿Tu sangre me duerme? — preguntó la princesa, cuando una idea se encendió en su cabeza.
— No lo sé — respondió él, aún más confundido.
Con la mente trabajando a toda velocidad, Alyssa se reunió en secreto con su amiga más cercana.
— Tengo un poco de su sangre aquí — le dijo la princesa, mostrando un pequeño frasco. — Quiero probar si funciona contigo también.
Propuso luego de explicarle todo lo que había ocurrido con anterioridad.
— No estoy segura de ello — su amiga no estaba convencida, mirando el frasco con recelo.
— Por favor — rogó Alyssa, su voz cargada de desesperación. — Si funciona contigo, funciona con todo el mundo, y eso me ayudaría mucho.— Volteó a mirar la puerta para asegurarse de que nadie la escuchara. —Tú me diste la idea de unirme a él, pero jamás estará de acuerdo con ello.
Si bien iba a unirse a su prometido de todos modos, que lo hiciera ella en lugar de los consejeros le lava la libertad de elegir cuando poder tomaba y cuánto cedía.
Eso era mejor que nada.
— Está bien, podemos probar.
La prueba con su amiga reveló una verdad sorprendente y alarmante. No sabía si solo era la sangre de Tristán lo que la había dormido o de todos los vampiros, pero sabía que jamás podría revelarlo.
Días después se reunió nuevamente con su amigo en aquella montaña. Serían de las últimas veces antes de casarse finalmente con la bestia.
— No fue tu sangre lo que me hizo dormir, sino una enfermedad en la mía —comento después de decidir no revelar el efecto completo de su sangre a Tristán, sabiendo que su reino podría utilizarlo en su contra en caso de saberlo.
— Qué bueno, ya me había asustado — se sinceró él, visiblemente aliviado.—Por cierto, ¿Recuerdas que te dije que mi padre estaba decayendo ?— Alyssa asintió — He contraído matrimonio con una vampiresa, si voy a subir al trono, tengo que tener descendencia.
— ¿Te casaste? — preguntó la princesa, sorprendida y con el corazón en un puño.
— Sí, mi padre enfermó, y creo que el único que puede sustituirlo soy yo. Pero no puedo llegar al trono sin descendencia — explicó nuevamente.
El vampiro estaba feliz, había ganado el combate pre-final, él sería el rey si lograba vencer a su padre al final de sus días.
La princesa no ocultó bien su enojo, y aunque por dentro hervía de celos y frustración no tuvo más opción que poner mala cara y echarlo de ese lugar.
No podía soportar la idea de que hubiese más personas en la vida de su amigo.
Ella debería ser la única que viviese en su mente, ella y nadie más.
Tristán vio extraña la actitud de Alyssa, y no le dió mucho importancia hasta que le pidió sin amabilidad que se marchara y jamás volviera.
No sé porqué Wattpad me pone los guiones pequeños. Cuando estoy editando están bien, pero luego cuando los veo están pequeños.LOS DETESTO, ojalá y solo sea a mí que me salgan así.
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Oscuros: El Árbol Del Centro
Hombres LoboNo es necesario leer las demás para comenzar esta. Reinos Fragmentados #2 En los desolados territorios cruzados, Alyssa, una oscura fugitiva, ha encontrado un breve respiro bajo la protección de una cruzada que une humanos y oscuros. Sin embargo, s...