No es necesario leer las demás para comenzar esta.
Reinos Fragmentados #2
En los desolados territorios cruzados, Alyssa, una oscura fugitiva, ha encontrado un breve respiro bajo la protección de una cruzada que une humanos y oscuros. Sin embargo, s...
¿Qué es el dolor? ¿Es el sufrimiento tras una caída? ¿La pérdida de seres queridos? ¿La sensación de tristeza? No, el dolor es mucho más que eso; es una entidad compleja que trasciende lo expresable. No existe una situación que explique cabalmente el dolor, ni nada que vaya más allá de malas experiencias. ¿Es necesario vivir bajo condiciones deplorables para sentir el dolor? ¿Es preciso tener una cicatriz para saber que existe?
No, el dolor es intangible, imposible de hallar o de romper; solo se puede confinar. Y todo lo que se cierra una vez, mil veces se abre. "¿Qué hago con esos recuerdos borrados? ¿Cómo puedo encontrarlos y eliminarlos de una vez?" No lo sé, pero eso es el dolor: saber que hay algo que existe en algún plano, y no poder encontrarlo, tocarlo, romperlo, o erradicarlo, porque para ti, el dolor está encerrado y no eres tú quien posee la llave que puede liberarlo.
Mna.n
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—Debes elegir un lugar mejor. ¿Cómo crees que podrías llevarlo a esa montaña sin que se dé cuenta? —reprendió su amiga.
—No conozco nada más allá de estas fronteras. He vivido toda mi vida confinada entre unas pocas paredes. ¿A qué lugar se supone que debo llevarlo si no conozco nada más? —respondió la princesa con frustración.
—Ve al pueblo, Alyssa —le sugirió su amiga con calma—. Jamás has visto cómo viven tus aldeanos, no conoces nada más que esto —dijo señalando la recámara.
—No puedo salir allí, bastante juzgada me siento dentro de esta confinación. ¡Imagínate si saliera! —confesó.
—Alyssa, nadie te conoce —le respondió su amiga con sinceridad—. Jamás has salido de aquí, han pasado décadas desde la última vez que te vieron en el instituto, nadie sabrá que eres tú —continuó.
No quería recordar absolutamente nada de sus años dentro del instituto. Lo único que tenía era una pequeña ventana que daba frontera con los cruzados. Era fácil desde ahí acceder a todas partes.
—No saldré hasta allá.— respondió al fin.
Jamás soportaría ser juzgada más de lo que su padre ya lo hacía, y mucho menos con la bestia presente. ¿Qué importaba si la conocían o no? Tristán supo que era ella solo con verla dos veces y no cometería el error de ser confiada más de una vez.
—Pero si lo llevas a esa montaña, ¿cómo justificarás que la conoces? Queda lejos del castillo, cerca de dos fronteras casi enemigas— suspiró acercándose a ella —No es un lugar muy común —insistió.
—He tenido una vida solitaria, Bella, él lo sabe.
No dijo nada más hasta que fue la hora de partir.
Colocó una capa gruesa que ocultaba el escote de su espalda y tomó un carruaje en soledad hasta su destino. Él llegaría por los aires poco después que ella.
