En el libro de nuestras vidas, quiero ser la tinta que se desliza sobre las páginas solo cuando la pluma de mi deseo se siente inspirada, escribiendo capítulos de afecto que no siempre llenan todas sus hojas.
Como las estrellas que se asoman tímidas en la noche, prefiero comunicarme en los momentos en que mi corazón se convierte en el eco de susurros profundos, confiando en que él entenderá que el amor no es un sol perpetuo, sino un astro que brilla intermitentemente en el cielo de nuestra existencia.
Así, en esta danza de deseo y límites, seremos dos almas que se entrelazan en el tejido de la vida, respetando los espacios y los silencios, construyendo un amor que se sabe a sí mismo, una melodía que solo se toca cuando los corazones entienden su partitura única.
Mna.n
Era 8
— Has cambiado, Alyssa — comentó el joven vampiro.
— ¿De verdad lo hice? — En las últimas décadas, la muchacha había estado tranquila, un poco desolada.
— Nunca me contaste por qué desapareciste tantos años. Estoy seguro de que tiene que ver con tu transformación — dijo él, preocupado por ella, pero sin estar seguro de cómo salvarla de ese pozo. — ¡Ni siquiera intentas asfixiarme durante las batallas! — exclamó.
— Estoy bien, Tristán. Debería regresar antes de que nos vean juntos nuevamente — dijo mientras se levantaba y sacudía un poco de pasto de su vestido.
— Fue por eso, ¿verdad? — preguntó el vampiro cuando ella se dio la vuelta —. Te castigaron por mantener una relación cordial con un vampiro, ¿No es así? — terminó al ver que no respondía.
— Eso no es relevante ahora. Ya casi se pone el sol, debo irme.
La joven caminó varios minutos antes de visualizar el castillo.
Tendría que recorrer el mundo con sus pies el resto de la eternidad.
— ¿Dónde estabas? — La voz de su padre la asustó cuando cruzó el gran umbral y una sombra movió su mentón hacia el mismo—. Espero que reflexionando — dijo con una sonrisa.
— Sí, padre — respondió antes de comenzar a caminar nuevamente.
— Vas a ser reina — dijo de repente.
Alyssa se volteó rápidamente para ver a su progenitor. No podía creer que lo que siempre había anhelado lo iba a obtener sin necesidad de martirio.
Pero no tenía alas, nadie gobierna sin alas.
— No te preocupes, tus alas no son un inconveniente — respondió el monarca al ver cómo decayó un poco su estado de ánimo. — Te vas a casar con Regnum, el hijo primogénito del consejero líder. Es un hombre destinado a la corona, pero carece de linaje real — le dijo —. Es la última oportunidad que tienes, aprovéchala — se marchó antes de que ella pudiera reaccionar.
Regnum era una bestia. Con solo mirarlo tres segundos, sus piernas fallarían. No era posible, esto no era factible.
Subió a su recámara con premura; necesitaba encontrar a su amiga.
— ¡Bella! — exclamó cuando la encontró organizando algunas cosas de su tocador.
— ¡¿Qué ha ocurrido?! ¡Estás pálida!
— Mi padre ha decidido casarme con Regnum, todo para que pueda gobernar, pero es Regnum, Bella, es Regnum.
— Ophelia, no, Alyssa, eso es increíble, no está mal, vas a ser reina.
— ¡No! No seré soberana, solo seré la esposa de un monarca. No soy nadie cuando él está cerca, es demasiado fuerte, no sobreviviré — dijo como pudo mientras lloraba.
No podía concebir esa idea, no era justo. No estaba en contra del matrimonio, pero Regnum era una bestia; era grande y vigoroso, tanto como su propio padre, pero por falta de sangre real, le era imposible derrotarlo alguna vez.
— Alyssa, si te casas con él, serás poderosa, seguirás siendo reina — su amiga intentó animarla.
— Esto no es lo que estaba buscando. No importa cuánto lo intente, él siempre va a estar muy por encima de mí — se acercó a su lecho.
Su amiga reprimió un comentario que sabía que detonaría el enojo de la princesa; todos los hombres del reino eran más fuertes que ella.
— No importa qué tan vigoroso sea, él nunca podrá hacerte daño, lo sabes.
— Pero no seré más que el recipiente de un futuro monarca.
— No puede ser tan malo — le dijo la muchacha —. Es grande, sí, pero es de la alta sociedad, supera por mucho a la familia de tu madre y, sobre todo, es muy apuesto — trató de reconfortarla.
— No me estás ayudando.
Decidió ignorar a su amiga hasta que una mucama de rango más bajo trajo una carta.
La leyó detenidamente, tensando cada vez más su mandíbula. Debía seguir las reglas de los matrimonios: un noviazgo corto, pero público, cenas, bailes... Pero antes debía conocerlo en un evento formal que se organizaba en honor a las parejas reales.
A pesar de que lo había visto en distintas ocasiones y ya sabía quién era, jamás había mantenido contacto más allá de un simple saludo.
Ella no podría rechazar la unión. Aunque pudiera, sabía que no le convenía, pero también conocía el hecho de que él tampoco lo haría.
Su familia debía estar más que contenta con la noticia. Él sería el rey, no uno real, pero sería el monarca hasta que muriese y su legado sería de la realeza por la eternidad.
Ella no ganaba más que una corona que ya tenía en sus manos.
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Oscuros: El Árbol Del Centro
WerewolfNo es necesario leer las demás para comenzar esta. Reinos Fragmentados #2 En los desolados territorios cruzados, Alyssa, una oscura fugitiva, ha encontrado un breve respiro bajo la protección de una cruzada que une humanos y oscuros. Sin embargo, s...