Capítulo 6.

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Hello amores de mi vida, de mi alma y de mi corazón! ¡Ya volví! jajaja.

Mil disculpas por no haberles actualizado el día de ayer, pero como les dije el lunes estaba haciendo un parcial algo grande y apenas y pude terminar, y honestamente quede exhausta, y mis pobre ojos hasta llorando de tanto estar en la compu :3 que la verdad ayer solamente quise descansar mi vista, y luego ahora me tocó madrugar para inscribir interciclo, y pues les confieso que casi no termino este capi.

La verdad es que este ciclo he quedado completamente cansada tanto mental como físicamente, pero en fin. Lo importante es que logré terminar a tiempo jejeje y no dejarlos esperando. Con respecto a las otras dos historias, mañana tendrán siempre actu de esta, y de la de los gemelos, y el offgun espero terminarla para el fin de semana.

En fin, disfruten de este capítulo...

Lyan regresó a la realidad cuando el murmullo de los estudiantes se escuchó a sus espaldas, y entonces reaccionó; estaba de rodillas en el suelo, llorando, y abrazado a aquel hombre que literalmente no conocía. Completamente avergonzado rompió el abrazo y le miró a los ojos, parpadeando incontables veces debido al asombro. Él hombre también le miró, igual o más asombrado todavía, y como pudo se puso de pie, ayudándole al rubio.

-¿Te encuentras bien?- aún un tanto aturdido, el mocoso asintió, arreglándose los mechones sueltos de cabello.

-Si, gracias- aquello sí que había sido una sorpresa para el propio Lyan, en toda su vida, jamás había entablado una conversación con un desconocido tan rápidamente.

-Déjame, te ayudo. ¿Vas a alguna clase en particular?- ayudándole con algunos de los libros que se habían salido de su mochila, el hombre más grande preguntó.

Diciendo que si con la cabeza, y sin decir ni una sola palabra más, Lyan asintió, comenzando a caminar tras el hombre. Mirándolo con detenimiento, el chiquillo se encontró fascinado cuando comenzó a inspeccionar sus facciones. De 1.87 de estatura, cabello castaño como el chocolate, piel ligeramente bronceada, cuerpo atlético, y unos ojos color miel que le dejaron fascinado. Definitivamente Jeremy Landry era guapísimo, y el único defecto que el chico le encontraba era aquella cicatriz pequeña sobre la comisura de su labio superior.

Deteniéndose frente a uno de los salones de clase, Jeremy se giró en su dirección, clavando aquellos ojos de miel en los suyos. Inmediatamente sus miradas se conectaron, Lyan sintió las mejillas arder. El castaño le miró con ternura, llevando de manera automática su mano hasta una de las mejillas del chico.

La piel del chico era en extremo delicada y tan suave a su tacto, que él hombre no pudo evitar acariciarla, sintiéndose en la gloria. El chico era tan lindo; sus enormes ojos azules eran una de las cosas que más resaltaban de su rostro, hecho demasiado extraño debido a que él chico era claramente asiático. Su cuerpo delgado era demasiado femenino para ser hombre, y Jeremy recordó claramente como lo había visto desnudo en su sueño.

Sus labios eran un tanto delgados, pero en extremo rojos, lo que le llevaba a preguntarse si eran así naturalmente, o si el chico se había puesto algún producto para resaltarlos, y su cabello largo brillaba fuertemente ante los rayos del sol, provocando que Jeremy quisiera comprobar su suavidad.

Pero sin duda alguna, la característica que más le fascinó fue el extraño perfume que desprendía de su piel. Jeremy no podía asegurar si eran flores, o brisa fresca; el punto era que lo estaba volviendo loco. Carraspeando la garganta alejó su mano, sonriendo nerviosamente.

-No me dijiste que materia tenías, y sin darme cuenta te traje hasta mi clase- reconociendo el salón en donde se habían conocido, Lyan soltó un suave jadeo de asombro.

In your dreams [Serie "Sobrenaturales" 1]/EN REVISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora