''Cuando curas a alguien, te quedas con una parte de su sufrimiento''
Esa era una de las frases que aquel guía espiritual que observaba desde mi monitor se solía repetir una y otra vez mientras luchaba con los fantasmas de su constante sufrimiento, sin embargo él seguía ayudando a los demás, como si su vida dependiera de eso, y aunque su labor sólo aliviaba a un ínfimo porcentaje de la población de un país tercermundista era considerado una de esas almas que en mi hogar hacen llamar valiosas, de esas almas que necesitan mayor protección que las demás.
Sin duda su alma era valiosa, él ayudaba a todos con una sonrisa aun si el terminaba sufriendo, sin embargo, siempre sonreía y su corazón solo hacía más que expandirse cada vez que alguien con una sonrisa se lo agradecía, se sentía importante, útil en un mundo sin un sentido aparente.
¿Por qué siento que está mal?
Hace un tiempo comencé a sentir que algunas cosas no tenían mucho sentido en el mundo humano, en mi mundo ¿Por qué es nuestra labor hacer felices a los humanos?, ¿No tenemos otra razón más que esa?, ¿Por qué los humanos son tan importantes?, ¿no pueden existir sin nuestra protección?, ¿y si quiero hacer otra cosa?, ¿y si no quiero ayudar más a los humanos?
Las palabras de ese hombre no podían ser eliminadas de mi mente, si yo no he hecho más que curar el sufrimiento de mis protegidos durante toda mi existencia, ¿entonces mi alma estaba llena de sufrimiento
―¿En qué piensas tanto Seth? ― Me preguntó alegre Astra, mi compañera.
Su cabello rubio y rizado caía por sus hombros de manera elegante mientras sus relucientes ojos verdes llenos de ensoñación me sonreían con amabilidad, tenía la apariencia de una niña humana de aquellas que gozaban buena posición y tenían una infancia sin complicaciones con una mirada soñadora y optimista de un futuro mucho mejor.
―¿No deberías callar los pensamientos que tiene ese hombre con tus consejos?
―¿Debería? ― le pregunté dudando, escuchando como el debate mental del guía espiritual continuaba atormentándolo.
―Es tu deber...
―¿Mi deber? Supongo que tienes razón... ― le sonreí mientras susurraba por aquel micrófono palabras de aliento que le llegarían a esa alma considerada valiosa por alguien de los rangos más altos.
Continué mi día suspiro tras suspiro ¿En qué momento todo se había vuelto tan monótono? Recordaba que antes siempre hacia todo con una sonrisa amaba cada alma que sanaba, sin embargo, ahora me sentía extraño, como si nada me satisficiera, como si en mi pecho se creara un vacío tan negro como el color de mi alma.
A diferencia del alma de muchos ángeles que solía ser de tonos claros y transparentes, la mía era de un color tan negro como la obsidiana por lo que mis alas habían adoptado aquel mismo tono, era extraño ver un ángel con alas de ese color, sin embargo, mi rango era superior y también mis capacidades, era uno de los encargados de guiar las almas valiosas, las almas que hacían girar el mundo humano.
El color de mi alma nunca significó algo malo.
―¿Sabes he escuchado que los rangos altos están desesperados? – decía Astra mientras comíamos en nuestro descanso aquellas bolitas de energía siempre iguales.
―¿Sí?, ¿Y cuál es la razón? ― le pregunté sin emoción.
―Se escapó un ángel.
―¿Cómo?
―No tenía un rango elevado, no es muy importante...
Aunque muchas veces se quería hacer pasar por desapercibido, si existía la jerarquía en el cielo, y aunque nadie lo notara entre los de alto rango si lo sabíamos y no nos importaba recordárnoslo entre nosotros, supongo que era parte de hacernos pensar que somos superiores a los demás, pero algo me hace pensar que si esa superioridad se aplica a los de nuestra propia raza ¿Por qué no nos consideramos superiores a seres tan vulnerables como lo son los humanos?
ESTÁS LEYENDO
Recuperando mis alas
RomanceSegunda parte de ''Cuando mis alas desaparezcan'' Siempre pensé en el ayudar a los humanos, en que sus almas eran valiosas, sin embargo las acciones de aquel ángel hicieron que mi perspectiva cambiara, que viese todo desde un punto distinto. Ahora d...