11. Conexiones

502 9 1
                                    

El camino a casa me pareció una inmensa nube de impenetrable humo verde, y no porque me hubiese fumado un toque; en mi mente revoloteaban miles de incógnitas y no lograba encontrar explicaciones racionales a las teorías que formulaba espontáneamente.

Haber sentido su cuerpo perfecto y haber comprobado que era real debería hacerme sentir bien, sentir que la vida era bella y hermosa, que podía ser y hacer lo que quisiera; pero en cambio me sentía llena de un extraño veneno del cual no podría liberarme, un veneno que al final, supongo que terminará por matarme.

Al llegar a casa intentando no hacer ruido y lograr llegar a mi habitación en una pieza, al sentir mis frías sábanas lo único que deseaba hacer era desconectarme unas cuantas horas en un sueño vacío, un descanso sin interrupciones y al final recuperar las fuerzas perdidas, sin embargo parecía tener mi cerebro en huelga por lo que no logré conciliar el sueño a pesar de mis grandes intentos.

-Buenos días, ¿festejaste mucho, querida?

Cuando mi mundo está de cabeza y mi humor es peor que el de un animal salvaje exasperado pareciera que la vida gusta de jugarme malas bromas y hace que todos parezcan más alegres y positivos de lo que puedo soportar; por lo que observo a mi madre con mirada furibunda mientras suelto un leve gruñido advirtiendo de mi pésimo humor.

-Bien... Aquí esta el desayuno...

Mi madre actúa sabiamente dejándome sola frente a un plato muy bien servido de una extensa variedad de fruta picada y un omellet de atún, el cual pico con un tenedor constatando que esta muerto.

Un par de minutos después escucho unos tímidos pasos que se acercan al lugar donde me encuentro, volteo irritada para preguntarle a mi madre que diablos quiere pero la expresión de mi rostro cambia completamente al ver que tiene una carta entre las manos, los ojos llorosos y una mirada que advierte que es algo que me partirá en pedazos.

-E-es para t-ti...

En cuanto la tomo mi madre desaparece de mi vista, volteo el sobre y observo la delicada caligrafía que hace que inmediatamente un nudo se forme en mi estómago.

-Rebecca...- susurro entrecortadamente- ¿Co-cómo es esto posible?

Extraigo una sola hoja, no tiene más que una línea, pero me resulta suficiente para descontrolarme por completo.

Feliz casi cumpleaños, preciosa. Que las sorpresas empiecen. Espera la siguiente conexión.

¡Mi cumpleaños! No recordaba que en menos de un mes era mi cumpleaños... Pero hay algo que me sorprende aún más, ¿Cómo llego esa carta a la casa? ¿Quién la mando realmente?

En un momento me encuentro en la cocina, sentada frente un plato de desayuno, sosteniendo una carta imposible; y en otro despierto en mi cama con mi madre intentando controlar una expresión de suma preocupación, mi padre hablando con un paramédico, y yo sin saber un carajo.

-¡Oh! ¡Querido! Denisse está despertando... ¿Cómo te sientes?- dice dirigiéndose a mi.

-Creo que bien...

-Debes descansar, estos últimos meses han sido muy pesados para ti.

-Si...

-Aquí está tu desayuno querida, come.

-Gracias.

Mis padres y los paramédicos se retiran para dejarme descansar, no sin antes hacer un último chequeo a mi salud. Casi inmediatamente después de que ellos cruzaran el umbral de mi puerta mi celular sonó avisando de un mensaje entrante.

De: Allison
10:38 am

Ya quiero verte, espero estés bien... ¿Puedo pasar a tu casa?

Su mensaje me tomó desprevenida, en realidad no quería verla, no quería ver a nadie, pero algo me dijo que era mejor que viniera y sin saber por qué tecleé rápidamente

Para: Allison
10:40

Bien, ¿sabes la dirección?
Aquí te espero.

~*~*~
Hola mis queridos lectores!!! Disculpen la tardanza, me ha sido muy complicado lograr escribir algo en estas fechas de tanta festividad, espero les guste a pesar de resultar muy corto.
¿Qué opinan? Una carta de Rebecca que llega a su casa sin explicación alguna... Bueno creo que cualquiera se desmayaría hahaha.
Espero pronto subir un poco más.
Con cariño: Idaid.

Labios carmesí (lesb)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora