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Kakashi no esperaba nada de aquel chico, si era sincero, lo único que hubiera esperado era no volverlo a ver jamás.

Pero, ¿qué podrías hacer con alguien que de pronto salta frente a ti y se declara tu eterno rival? La sangre caliente, los desafíos intensos, la insistencia frecuente entre un sinfín de rechazos y huidas apresuradas en la esquina de la calle principal.

Aun así, Gai no se despega de Kakashi incluso cuando le repite que quiere estar solo, que no lo soporta, que es un niño torpe e inútil que se va a quedar atrás.

Kakashi eligió estar solo y Gai simplemente fingió no darse cuenta de ese hecho mientras lo perseguía por la acera. Te quedarás atrás. Tú siempre serás un idiota.

Cuando Kakashi cae en contra de la piedra conmemorativa y sus pies se hunden en la nieve levanta los dedos con el objetivo de tocar el nombre de Rin, de Obito, de Minato, de algún conocido.

Enterrado bajo la nieve, olvidado por el mundo entero mientras el frío parecía quebrarle los huesos y la sangre de su costado se escurría y manchaba la nieve más allá de los ojos humanos, Kakashi realmente teme a la idea de poder morir ahí.

A través de las lágrimas congeladas de sus pestañas lo último que Kakashi mira es el verde brillante de su ropa, su mano extendida, su urgencia por arroparlo con su chaleco y su bufanda, con su propio calor y su propia ropa.

Él no comprende porque lo hace después de haberlo hecho a un lado tantas veces. Tendría que dejarlo morir ahí, tendría que haberse reído de él mientras lo dejaba congelarse bajo toneladas de nieve.

Pero Gai lo hace incluso cuando sabe que Kakashi no le dará las gracias, él lo hace incluso cuando al día siguiente Kakashi lo ignorará y no le importará.

Él todavía era su eterno rival. 

Mi querido Gai [KakaGai Day 2020!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora