Le gustaba la forma en la que la máscara ocultaba sus gestos, esa manía de morder su labio inferior cuando estaba nervioso, el suave puchero que lo estremecía, el golpeteo de su lengua contra sus labios, su sonrisa, especialmente su sonrisa.
Pero en ese momento no lleva la máscara, no la necesita.
Su rostro al desnudo se asoma, lo roza el viento, las manos invisibles de la luz dorada le acarician la barbilla, la pequeña marca de perfección que resguarda su sonrisa.
No puede guardar más secretos, imagina, no puede esconderse, no precisamente en ese momento.
Su sonrisa surge alegremente, el borde de sus labios firmes en algún lugar. Hay algo mágico en el aire, en la manera en la que simplemente puede pasar.
Ay, ¿por qué no solo puede tirarse él mismo y ser él quien se arrodille para adorarlo?
No puede, quizá, está más allá de su capacidad.
Pero él puede sonreír en cambio, y sonríe.
Su rostro se llena de sangre, y en ese momento el calor es tan grato que ignora el golpe frío del injusto aire en su piel, las luces de afuera, el ruido de alguien que llama a lo lejos la puerta.
Ah, el anhelo de tomarlo ahí es abrumador y se agita. La emoción, la realización, el fino hilo del deseo y, ¡que lo permita Dios!, pero también está ahí el amor.
Tal vez quiere quedarse un poco más en ese momento, por eso solo junta las manos sobre su rostro y jadea mientras sus ojos atrapan el reflejo de las estrellas como estanques llenos de migajas de pan.
Quiere tenerlo de rodillas al menos un minuto entero. Quiere retenerlo, tal vez hasta humillarlo y avergonzarlo un poco, porque esa es su retorcida forma de amar.
Pero, oh, es demasiado difícil y no puede.
Había tantas cosas entre ambos, pero en ese momento solo están las cosas buenas, quizá incluso solo habría cosas buenas ahora. El egoísmo, lo miserable que era, todo parece morir en su interior y su deseo febril se va hacia algún otro lugar.
Entonces solo asiente, balbucea, dice que sí con un movimiento de cabeza porque no puede abrir la boca. No sin que tuviera que llorar.
Y Gai de rodillas ante él sonríe y extiende el anillo al frente.
Tiene el mismo e inquebrantable corazón de siempre, una paz tan deliciosa que él sencillamente adora. Quiere verlo sonreír siempre. Se lo merece.
La mano firme de Gai toma su mano temblorosa, ¿había sido siempre tan sentimental? Las lágrimas oscurecen su vista y apenas puede mirar.
El anillo encaja en su dedo perfectamente, la vuelta diminuta de algún metal, el reflejo precioso de pequeñas piedras, hileras brillantes como los dientes perlados de Gai.
Piensa que si ese momento pudiera ser un siempre, resultaría agradable.
Extendiendo su mano, Kakashi ayuda a Gai a levantarse.
Bajo el arco de la luz de las pestañas, de los sueños que se tejen y luego se desbaratan, le basta con cernirse fuertemente a la realidad.
Lo quiere, eso es todo lo que puede pensar.
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Mi querido Gai [KakaGai Day 2020!]
Romance"Los dos se enamoraron. Pronto se casaron y vivieron felices por siempre". Drabbles y ficlets KakaGai: Cosas y detalles que Gai ha hecho por Kakashi hasta el día de su boda. (¡Uno por día!) Este evento de un día conmemora el aniversario de bodas "of...