Mi querido Gai [KakaGai Day 2020!]

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Mucha gente solía decir que gustaba de los perros; había clanes dedicados a ellos, culturas, ritos, historias y un sinfín de cosas que Kakashi solía escuchar por algún lugar.

Pero lo cierto es que realmente muy pocos individuos eran tolerantes con los canes, especialmente cuando estos animales eran ninjas, cuando tenían humores pesados y cuando se colocaban como guardias al lado del cuerpo de su amargado y desinteresado amo.

Kakashi los usaba constantemente como escudo ante la gente. Una innovación disimulada, el humo que intentaba dispersar con un manotazo en el aire antes de estar rodeado por todos esos animales que hablaban, ladraban y se quejaban constantemente en un parloteo lleno de confusión.

Había funcionado muchas veces con mucha gente. La incomodidad, el miedo a los colmillos afilados, la extrañeza en los rostros de las personas antes de que las cosas realmente fueran más de lo que cualquiera podía soportar.

Y quizá entonces Kakashi no debió estar realmente sorprendido cuando hizo su invocación múltiple delante de Gai. Gai no era cualquiera, lo sabía, el hombre que se autodenominaba bestia siempre había sido un poco diferente al resto, o muy diferente, o simplemente en un grado que consideraba mucho mejor que los demás.

Tirado sobre el piso Kakashi todavía se pregunta cómo exactamente lo hizo Gai. La forma en la que esos perros lo habían aceptado, lo habían festejado y habían congeniado en el primer segundo, lanzándose a sus brazos entre caricias afectivas a la primera oportunidad.

Todavía puede ver el pequeño puchero de Pakkun y el resto de sus perros. Esos ojos serios, el extraño asentimiento que le ofrecieron como si fuera alguna especie de señal. Una muestra de su consentimiento a no sé qué pensamiento.

Soltando un suave suspiro Kakashi aún no puede creer como terminó de esa manera y gira una vez más sus ojos a su alrededor. A sus lados, sus perros dormían plácidamente. Y en él centro de aquel extraño círculo de pelos, abrazados, estaban los dos.